CINE Y PEDIATRIA 7
18 la enfermedad de Marfan y con las pruebas necesarias, el diagnóstico fue de homocistinuria, un error congénito del aminoácido homocistina, que obligó a recordar algunas limitaciones: si la miopía no mejoraba con gafas o lentillas, tendría que operarse del cristalino, y lo que era más delicado, debía ser controlada porque en esta enfermedad hay peligro de sufrir trombos y embolias vasculares. Aconsejé piridoxina, betaína y una dieta baja en este aminoácido. También suplementos de vitamina C y de ácido fólico. Perdí la pista de la chica “sueca” hasta que un día apareció en mi despacho una muchacha alta y hermosa. Me entregó sonriente una caja de bombones y con voz alegre me dijo: “Hola, doctor, soy la sueca, aquella chica que vio con tanto interés en la escuela” . Le pregunté por su vida y me contestó toda ufana: “He conseguido mi mayor ilusión: juego al baloncesto en un equipo femenino, sin ningún problema” . Sin disimular demasiado mi pasmo, le di las gracias y mi enhorabuena y le dije que no dejara de tomar la piridoxina, porque lo más probable es que tuviera una de las formas benignas de homocistinuria sensibles a este factor vitamínico. Así es que ofrezco este ramillete de niños de película al Doctor González de Dios por si considera oportuno colocarlo al frente de su excelente obra, recordando que el niño enfermo también puede ser un maestro. Profesor Manuel Cruz Hernández Catedrático Emérito de Pediatría de la Universidad de Barcelona Maestro de la Pediatría
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