CINE Y PEDIATRIA 7
292 publicado: sábado 31 de diciembre de 2016 Cine y Pediatría [364] Porque Annabel estaba jugando con su hermana mayor y se subieron al álamo gigante del jardín de la casa familiar, pero la rama en la que se había encaramado crujió y cayó diez metros por la oquedad interior del álamo, donde permaneció inconsciente y atrapada durante cinco horas y media hasta que el equipo de rescate consiguió por fin sujetarla con un arnés y subirla hasta ponerla a salvo. Lo que sucedió a continuación sigue siendo un misterio, porque lo que pudo haberla matado, la curó. Emergió del tronco del árbol húmeda, magullada e inconsciente, pero de forma inexplicable se despertó en el hospital y ya no tuvo más síntomas intestinales y su abdomen hinchado había vuelto a su tamaño normal y era capaz de ir al baño también con normalidad. Por primera vez, después de años de alimentación por incómodas sondas, podía comer la comida habitual. Los médicos empezaron a retirarle sus medicaciones y se le dio el alta de su gastroenterólogo pediátrico, quien dijo: “Jesús debió estar con esa pequeña dentro del árbol, ¡porque está completamente sana!” . Y como en la película El cielo es real , en los días que siguieron a su inesperada recuperación, Annabel compartió con sus padres lo que había sucedido durante las horas atrapada en las profundidades del álamo: “Mamá, fui al cielo mientras estuve en ese árbol. Me senté en el regazo de Jesús. Me quería quedar allí, pero me dijo que no podía… Todo resplandecía. La luz venía de todos los lugares, de las flores y de las plantas, incluso la hierba desprendía luz cuando andabas sobre ella” .
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