CINE Y PEDIATRIA 7
30 que transforma el cine en conciencia a través de las emociones y reflexiones que nos devuelve el color y calor de las más de 500 películas de los cinco continentes comentadas hasta la fecha. Y con ello Cine y Pediatría ha llegado a la madurez del número perfecto, a la adolescencia de un proyecto que está haciendo realidad su principal objetivo: que nos atrevamos a prescribir películas. Y con la frase inicial que encabeza esta introducción, del gran Fraçois Truffaut (quien nos regaló tres películas argumentales a Cine y Pediatría, como fueron Los cuatrocientos golpes [1959], El pequeño salvaje [1969] y La piel dura [1976]), queremos homenajear la adolescencia de Cine y Pediatría con una reivindicación. Reivindicar la adolescencia como un género cinematográfico y que el cine sea una oportunidad para ayudar a entender esta época de la vida de una persona que en muchos casos es “una tierra de nadie”. Porque en una etapa tan importante como la adolescencia, todo recurso en nuestras manos (como pediatras o educadores, también como padres) para mejorar la comunicación y educación de los adolescentes, debe ser bienvenido. Y entre esos recursos tiene un lugar destacado el cine, pues ver películas es un entretenimiento apreciado por los adolescentes y que forma parte de nuestra sociedad. Y como pediatras, que atendemos a la salud orgánica, emocional y social de la infancia y adolescencia, no solo debemos prescribir sofisticadas pruebas diagnósticas y modernos tratamientos, sino también deberíamos prescribir películas que ayuden a comprender la adolescencia y al adolescente dentro de sus ámbitos habituales (familiares, amigos, centros educativos y sociedad). La “prescripción” de películas puede orientarse a los adolescentes y a sus familias, estudiando muy bien el objetivo que se pretende en cada receptor, para que el mensaje positivo llegue correctamente. Porque el acto de prescribir películas es algo muy serio. Porque, al igual que cualquier medicamento tiene indicaciones y contraindicaciones, condiciones de uso, interacciones y efectos adversos, asimismo, una película debe mirarse con los mismos ojos. No consiste en prescribir, sino en prescribir bien.
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