CINE Y PEDIATRIA 7

62 publicado: sábado 30 de enero de 2016 Cine y Pediatría [316] más. La preadolescente Mariana, quien aprovecha la primera fiesta para emborracharse a su corta edad y confesar: “No quiero estar cuando mi mamá se muera” . Y el benjamín Armando, aparentemente seguro, incluso con su enuresis nocturna. Como es de esperar, habrá quien señale que sobre familias poco convencionales ya hemos visto suficiente en el cine, sobre todo en el indie estadounidense, pero no suele ser muy habitual en el ámbito mexicano este tipo de historias redentoras , máxime si tenemos en cuenta que el cine de nuevo cuño de ese país tiende hacia historias más o menos violentas ( Heli , de Amat Escalante), más o menos pseudomísticas ( Batalla en el cielo , de Carlos Reygadas), más o menos reivindicativas ( Después de Lucía , de Michel Franco [Cine y Pediatría 278]; Guten Tag, Ramón , de Jorge Ramírez Suárez [Cine y Pediatría 288]), o de corte autoral y de vanguardia ( Verano de Goliat , de Nicolás Pereda), y quizás solo Abel (Diego Luna, 2007 [Cine y Pediatría 41]) se acerca al dibujo de estas familias disfuncionales en México. Abel fue el debut en el largo del actor Diego Luna, como también es un debut cristalino esta película de hoy de Sainte-Luce, ayudado por la fotografía de Agnès Godard, quien en este filme opta por una luz brumosa y tenue con la que retratar ese estado de tránsito que recorren todos los personajes. Y parte de ese tránsito, en una imagen icónica, ocurre con los seis

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