CINE Y PEDIATRIA 8
112 Cine y Pediatría [378] H ace dos semanas hablamos en Cine y Pediatría de una película de culto del cine español: Mater amatísima (José Antonio Salgot, 1980 [Cine y Pediatría 376]). Y hoy nos convoca un director español de culto: Augustí Villaronga. Un director con un trabajo inconstante, largamente dilatado en el tiempo (nueve obras en un periodo de 25 años), lo convierte en una rara avis dentro del panorama español. Quizás por eso mismo nos parece que está injustamente poco reconocido, frente otras voces singulares. Ya es hora de remarcar que atesora en su trayectoria algunas de las películas más arriesgadas y perturbadoras que existen en el cine contemporáneo escrito con eñe y con una característica en su particular visión de la infancia: para Villaronga la infancia siempre es violada, literal o metafóricamente. La pérdida de la inocencia, motor común de muchos de su películas, siempre es una acción agresiva y desgarradora, a lo que se suman los traumas, habitualmente asociados a una homosexualidad patológica y fruto de la no asunción de la identidad sexual, y que derivan hacia una deformación demente que convierte casi en enfermos a Pan negro “ ” , más negro que el alma publicado: sábado 08 de abril de 2017
RkJQdWJsaXNoZXIy MTAwMjkz