CINE Y PEDIATRIA 8
cine y pediatría 8 181 sacrificios. Sí, el señor Vin tiene defectos, graves deficiencias al igual que todos los otros santos que estudiamos, porque después de todo, los santos son seres humanos, muy humanos. El valor, el sacrificio, la compasión, la humanidad… esas son las características de un santo. En eso, el señor Vincent no se diferencia mucho de un santo. Por eso, postulo a mi amigo y niñero St. Vincent a la Santidad”. Hay películas que no necesitan ser espectaculares, ni épicas, ni costosas, para brillar. Esas aparentes pequeñas películas cuyo recuerdo nos arranca una sonrisa y que consiguen el beneplácito de público y crítica, películas a las que hacemos un hueco en el corazón. Y más si finalizan con un discurso así, lleno de buenas intenciones. Pues algo así es St. Vincent , la opera prima en el largometrje de Theodore Melfi en el año 2014. Una película que entra en la categoría de esas películas que incluyen la relación entre niño desamparado y adulto ermitaño , como lo pudieran ser en su momento El profesional (Luc Besson, 1994), Un niño grande (Chris Weitz y Paul Weitz, 2002) o El gran Torino (Clint Eastwood, 2008 [Cine y Pediatría 96]). En St. Vincent se establece un especial dueto de amistad entre Vincent (Bill Murray), un adulto gruñón veterano de guerra y de vuelta de todo, y el inteligente y desprotegido niño de diez año Oliver (Jaeden Lieberher, en su primer papel), su nuevo vecino en el barrio de Brooklyn y de quien acaba siendo su niñero, por azares de la vida. Y ello porque Oliver vive solo con su madre Maggie (Melissa McCarthy), recientemente separada, y quien debe trabajar muchas horas haciendo tomografías en el hospital para sacar a la familia adelante. Pero Vincent no lo cuida
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