CINE Y PEDIATRIA 8

254 Cine y Pediatría [402] experiencia placentera. Por aquel entonces, era una chiquilla de seis años que acababa de perder a su madre a causa del sida (su padre ya había fallecido tres años antes por el mismo virus) y de pronto tuvo que abandonar su piso de Barcelona para vivir junto a sus tíos en el pequeño pueblo de Les Planes d’Hostoles (Gerona). Esa época tan trascendental la ha querido plasmar en su debut en el largometraje con Verano 1993 , rodada en catalán y que ya ha convencido y emocionado en los distintos festivales en los que se ha presentado: Mejor opera prima en la Berlinale, Biznaga de Oro en Málaga, tres premios en el festival BAFICI de Buenos Aires o Premio especial del jurado en Estambul son algunas de sus hazañas hasta la fecha. ¿Será capaz una pequeña gran obra como esta de convencer a los miembros de los Oscar para darle el premio a Mejor película de habla no inglesa? Porque en el tiempo detenido de la masía se imponía un retrato sutil y también fascinante, donde Frida tiene que adaptarse al concepto de la muerte de sus padres y a una nueva vida con sus tíos. La grandeza de Verano 1993 es la de estar a la altura del reto, una historia dura y trágica, de esas que dejan marcado a quien las vive –y a quien las observa– contada con simplicidad, elegancia, capacidad de observación y respeto con la que pasa. Y por todo ello y por derecho propio, Verano 1993 es ya un nuevo referente sobre el subyugante cine sobre la infancia : es decir, un ejemplo paradigmático de Cine y Pediatría , una película para prescribir por derecho propio. Y desde luego, uno de los secretos de Verano 1993 son sus pequeñas protagonistas. Todo comienza con una mudanza, algo confusa, en una noche de San Juan con fuegos artificiales, en donde algo importante pasa en la vida de la niña Frida y que vamos descubriendo poco a poco con ella y como espectadores. Y cuando la abuela la besa en la cama y le dice “Y recuerda: tienes que rezar un padrenuestro cada noche”. Y Frida nos lo dice todo con su cara, con sus palabras, con sus silencios, con sus disfraces, con su familia (los magníficos tíos adoptivos y su tía con acondroplasia, los abuelos protectores), con su prurito cutáneo de su dermatitis atópica (producto de lo que luego se publicado: sábado 23 de septiembre de 2017

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