CINE Y PEDIATRIA 8

cine y pediatría 8 307 no puede ocultar que sus verdaderas intenciones son las de manifestar el germen de una bestia, una bestia inofensiva, un cachorro aparentemente arisco y desobediente, pero al que cualquiera podría dominar, cualquiera menos todos los que le rodean, y por la ceguera de tener a un enemigo en casa, al que, cesión tras cesión se le convierte en un déspota dominante. Que al niño Prescott la gente que no le conoce le confunda con una niña le incrementa su rabia interior. Esa melena rubia, ese león prematuro que se esconde tras una cabellera que es sinónimo de su indómita voluntad rebelde contra toda norma impuesta. Una película en que cada capítulo, centrado en un conflicto familiar y sus consecuencias, magnifica el despotismo del niño hacia un entorno que siente como ajeno y hostil, y que funciona como caldo de cultivo para su génesis de tirano. La violencia sobrevuela la película y Corbet la personifica en el niño, mientras Haneke, más sutil, la retrataba en el estado de las cosas y en las pequeñas brechas generadas en lo cotidiano. No es por ello casualidad que Haneke aparezca en los agradecimientos finales de la película junto a Sartre (de quien Corbet adapta muy libremente su homónimo relato corto) y Hannah Arendt, cuya teoría sobre el origen de los totalitarismos remite al fracaso humano de cada nueva generación, rechazando todo optimismo histórico-filosófico relativo al progreso.

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