CINE Y PEDIATRIA 8

308 Cine y Pediatría [411] En La infancia de un líder desde el inicio queda claro que nos encontramos ante la encarnación de un personaje siniestro, egocéntrico, imperativo, autodidacta. Ya en la primera escena, cuando apedrea a los asistentes a un ensayo de una representación religiosa, o en aquellas otras en las que reniega de cualquier creencia dogmática o se pasea desnudo en plena conferencia diplomática, su fe inquebrantable en hacer lo que quiere se mantiene cualquiera que sea el castigo o la amenaza, aumentando su tozudez ese carácter retador cuanto más incomoda al poder instituido, en este caso representado por los padres. Pero no deja de ser un niño que dice a sus padres: “He tenido una pesadilla y he mojado la cama” . Un niño que dispone de una bella institutriz que le enseña bellas cosas, como las fábulas de Esopo con mensaje: “Los pequeños amigos pueden ser grandes amigos” . Un niño que vive rodeado de las reuniones políticas en su hogar y donde se confabula con el presente y el futuro de la nación: “Se habla de venganza o victoria, pero se dice sin emoción, de modo demasiado intelectual. Lo que quiero decir es que un modo u otro haremos que el mundo sea un lugar mejor. Acordaos de lo que digo” . Un niño cuyos padres, nada afectivos, no son ajenos a lo que están criando y esto son algunos mensajes de ellos: “Mientras estoy fuera, pon firme al chico. Lo quiero como solía ser”, “Solo es un niño. No puedes permitir que un niño mande en esta casa”, “Ya es mayor y necesita aprender a comportarse” o “Ya estoy más que harto de tus jueguecitos. Soy tu padre, y vas a mostrarme respeto. Si no contestas, si no abres la puerta, te voy a dar los azotes más fuertes de tu vida” . Un niño que es criado sin amor en el hogar es fácil que genere soberbia y odio con el tiempo. Un niño que recibe solo cariño y atención de la Mona, la aya que le habla en francés, una buena mujer que es cruelmente despedida por la madre y que ante el dolor llegar a decir: “Emplearé cada día de mi vida en destruir vuestra familia” . Y vemos que esa misma frialdad con la que la madre despide a la criada, es con la que Prescott despide a su institutriz… porque lo que se vive, se aprende. Y ante tal camino hasta la madre le llega a preguntar: “¿No te gustaría hacer amigos?” . publicado: sábado 25 de noviembre de 2017

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