De la ternura tambien se sale. 2ª edición

[ 130 ] desconocen tus códigos de comunicación, no saben de tu idioma corporal, no son nativos en tu jerga que a mí me encandila, por eso le he dedicado muchas horas de pasión a tu gramática y disfruto conjugando tus verbos y sus tiempos. No busques a nadie tan hábil en tu lengua, comprendiéndola y practicándola. Ayer bajamos al lavadero (antes era un territorio exclusivo de mujeres), algo así como la redacción del informativo local y también el lugar donde se airea (y se orea) la ropa interior y las sábanas arrugadas, con sus manchas. Me quedé de piedra al oírte narrar con naturalidad la lista de manantiales de donde un orgasmo puede brotar y señalabas con tus manos a los caños de la fuente y a tu cabeza, como si de un aljibe se tratara. Dejaste a todos desnortados, a ellas con gesto cómplice, a ellos con un punto de reproche. Aprendo de ti, amor, cada vigilia y me lees aplicada cada día, nos damos el amor a manos llenas y al abrazo que liga nuestra entraña, para sentirnos en todo compañeros, cómplices rebeldes de un mañana, amasado con mis manos en tu vientre y horneado con tus brasas y mi aliento.

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