De la ternura tambien se sale. 2ª edición
[ 134 ] Disfrutad de la fiesta Es medianoche y paseo por las calles de mi aldea a esas horas desiertas. Repaso, como cada día, el recuerdo de tu huella en esta aldea desde que apareciste en mi vida, con tu maleta cargada de cielos azules, llenos de pájaros y promesas de caricias y de besos y horizontes para ensancharlos juntos. Tu llegada a la aldea fue portada de todos los corrillos, pero gobernaste bien tu marca, mirando a los ojos a la gente, dibujando tu parcela amablemente y guardando tu tesoro con orgullo de flamenca. Cuando llegaron las malas noticias de mi accidental ceguera, que anunciaba ser irreversible si no mediaba un milagro, tú desplegaste una generosidad a prueba de tornados y me colmaste de caricias y de mimos para enseñarme que se puede ser feliz con los ojos vendados. Llenaste la yemas de mis dedos del mapa con todos tus rincones y la casa de amigos para cenar, charlar, escuchar música y hacerme sentir que no estábamos solos en nuestra desgracia inesperada, conjurándonos para cambiarla. Probamos cuanto nos sugerían que podría desmentir el diagnóstico, conscientes tú y yo de que era sólo un sueño.
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