De la ternura tambien se sale. 2ª edición

[ 24 ] La desgana ¡Cierra la puerta por fuera! Y aquí estoy esperando para entregar la llave, él encerrado dentro, yo encerrada fuera, incomunicados en nuestro orgullo, encadenados a nuestras decisiones... ¿O acaso se barre la casa al anochecer y se echa de la vida la fortuna? ¿O se baña al niño y se tira con el agua de lavarlo? A veces, la desgana nos priva de emociones fuertes: ¡probar a hacerle feliz o dejar que cada día te mida la piel a besos por si acaso ha encogido tras mojarla tanto en la bañera o con el sudor copioso de arrugar, a cada rato, las sábanas!

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