De la ternura tambien se sale. 2ª edición
[ 43 ] conseguir la paz; que son eficaces destripando niños, mutilando civiles inocentes, multiplicando el odio hacia ciudadanos libres de todos esos países que no han dado su consentimiento para destripar..., ¡mutilar... en su nombre! pero se han revelado inútiles para resolver ningún conflicto y sin duda los han multiplicado. Así que, si les lanzamos cantidades ingentes de frutas y hortalizas de nuestras mejores huertas (esas gentes seguro que saben apreciar la calidad), cuidadosamente etiquetadas (es muy importante que sepan quién está detrás de esa operación), pondrán en valor nuestra iniciativa y verán la ventaja de ser nuestro aliado, de cambiar por amor el odio a los misiles y a las bombas. Si contra sus aldeas y escasas industrias llueven medicamentos necesarios, que en esos lugares escasean, calmarán su dolor y los enfermos de entre ellos recibirán consuelo y remedio a sus males: ¿nos odiarán acaso? Seguro que no, que buscarán agradecidos cómo devolvernos gratitud en pago de nuestra generosidad; ¡son gente agradecida! Y si les llueven libros, se hará la luz en sus casuchas ciegas (y no porque abra el barril un boquete inesperado) y leerán con otros ojos, más despiertos, el libro del profeta amado. Ninguno volverá, como es el caso ahora, a devolvernos el demonio que han parido sobre sus cabezas las máquinas infernales de los traficantes de la muerte: ¡¡¡los nuestros!!!
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