TODAS LAS FORMAS DE DECIR TU NOMBRE
[ 242 ] [ 243 ] El abrazo A Carlos Porto Si resucito algún día, quiero que sea en tu abrazo... donde quedar para comer, es quedar para resucitar juntos, abrazados alrededor de una mesa regalándonos los mejores sueños que, generosamente compartidos, se hacen realidad. Hace muchos años que El abrazo-L’abbraccio cuida de este ritual con la sabiduría del druída más sabio, exquisito y generoso, elegido por los celtas legendarios. Sacerdote, maestro, juez, hombre justo, Carlos Porto se arriesgó a desafiar la corte con sus rulos de recetas y sus frascas de oleatos y especies maceradas, su carreta de fogones y sus cestas de grelos, hongos y patatas, sus conservas de salazones y pescados, las carnes curadas y el añojo, las esencias que inspiran los placeres de los dioses, porque los humanos, si Porto hubiera sido poderoso, (tal es su condición de buena gente), vendrían a la tierra alimentados. Si dijéramos no Nos tratan como nos perciben, somos lo que su mirada entiende, parte de un mundo que les pertenece, el servicio de sus ambiciones. Ciudadanos de poca bravura, pacíficos soñadores, ingenuos, obedientes, domados para el yugo, cómplices de la ambición más insensata. Ay, si dijéramos no y fuera compartido por el pueblo entero, temblarían como juncos en el agua de las avenidas y el futuro cambiaría de orilla y de destino.
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