TODAS LAS FORMAS DE DECIR TU NOMBRE
[ 52 ] [ 53 ] y, tendida al sol, en la hierba que pisábamos, blanqueaba nuestras huellas con ceniza, al perfume de las flores y las zarzas. Aclarada en siete aguas ondeaba agitando los brazos con el aire dando fe del final de una batalla que librábamos desnudos, desarmados, hasta caer rendidos, abrazados. Mientras ellos, los señores, con la excusa de un trapo de colores y un ejército de locos bien armados, siembran la muerte entre hermanos, casi todos pobres, desarmados, a nosotros nos gusta la paz, que ilustramos cada día, sobre una bandera blanca, recién planchada, y conquistar sobre ella cuerpo a cuerpo, la hazaña de arrugarla. ¡La bandera del amor es una sábana blanca agitando sus brazos al viento tras pasarla por el agua! Rendirse No te rindas, por favor no cedas Mario Benedetti Rendirse es una opción en la gran aventura de la vida, cuando luchar es obligado y aun vencido, deber es levantarse y seguir luchando, es mérito que honra en el empeño de no dar nada por perdido, negándole el esfuerzo necesario a conquistar el horizonte deseado. Rendirse no es negar lo que se cree, no es mermar en los principios, no es traición a la sagrada causa, a la persona que amamos con locura y no, como a veces se interpreta, pasarse al enemigo, cambiar de abrigo, renegar de tu fe firme, insobornable. Rendirse es evidencia tierna de haber perdido en todo intento y firmar el fracaso a muerte, el eslabón siguiente del postrer esfuerzo.
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