TODAS LAS FORMAS DE DECIR TU NOMBRE

[ 86 ] [ 87 ] valor que se asigna al trabajo en la trinchera y la gloria que se reservan los que siempre están a la hora del rancho... dan mucho de sí para justificar la falta de cariño imprescindible sin el que determinadas profesiones no deben contar con el aprobado raspado. La gestión de la calidad debe pasar por cruzar de vez en cuando la frontera de incógnito y, en el más sutil anonimato, tomarle el pulso con la propia piel a los cuidados que hacen de nuestras profesiones paradigmas de lo mejor y más conciliador y bello de los seres humanos. En el silencio que rodea a veces el dolor, el desvalimiento o la soledad, habitan ángeles humanos que pelearon como jabatos por esas décimas en la selectividad que les dio acceso a la carrera que más querían, se dejaron las cejas durante años en la universidad “ yendo cada día” a aprender el oficio a las salas de los hospitales, se encerraron a preparar el acceso a esa especialidad deseada y durante unos años más recorrieron el frente buscando las zonas de combate más intenso para hacer mas ancha la experiencia... La profesión enfermera está poblada de héroes con alma de seda. ¡Cuánto conocimiento y cuántos sueños mezclados tejiendo una caricia de cuidados generosamente gobernados! Limpian, guían, orientan... y seguramente porque estaba en la mochila vocacional con la que asumieron el encargo, conservan la ternura en su mirada y en su manos y les ves pendientes cuando el mundo duerme... y otros mientras se dedican a forrarse porque tampoco tienen mesura en su egoísmo. Gracias a todas estas personas que encuentran razones para seguir amando lo que hacen con la cabeza, con el corazón, y se animan trabajando con las manos para aliviar el dolor, por un mundo más decente y habitable a cambio de algo... ¡siempre escaso!

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