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PROPUESTAS Y PERSPECTIVAS PARA LA REFORMA Y CULMINACIÓN DE LA UNIÓN MONETARIA EUROPEA

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siendo objetivos centrales de las políticas de la

zona euro. Los resultados y objetivos de la cum-

bre social de Gotemburgo de 2017 van en la

buena dirección, pero no parecen suficientes

para cambiar el paradigma dominante que ve la

estabilidad monetaria como un valor más im-

portante que la estabilidad económica y social.

En resumen, la corrección de los desequilibrios

mencionados requeriría reformas en cuatro pila-

res claves de la actual arquitectura de la UEM:

– La arquitectura de la UEM debe promover la

convergencia y la cohesión al alza, en lugar

de ponerla en peligro. Los problemas de cre-

cimiento y estabilidad del euro requieren la

creación de herramientas anticíclicas y de in-

versión para garantizar una pronta recupera-

ción en caso de choques socioeconómicos. Es

decir, se trata de utilizar instrumentos a nivel

regional para abordar riesgos sistémicos re-

gionales (inestabilidad y fragmentación finan-

ciera, baja inversión y crecimiento, etc.), lo

que en sí mismo permite reducir esos riesgos.

– Es necesaria una reforma de las reglas fisca-

les europeas, articuladas en torno al Pacto

de Estabilidad y Crecimiento (PEC), que son

claramente deflacionarias y sesgadas contra

los países deficitarios. Las nuevas reglas de-

ben estar ancladas en una posición fiscal

agregada para el euro, que reconozca a la

UE como un actor global, cuyo objetivo debe

ser explícitamente la promoción del creci-

miento económico, y que permita distribuir

mejor los esfuerzos fiscales entre países y la

propia zona euro.

– La gobernanza de la UEM debe respetar los

principios básicos de democracia, transpa-

rencia y rendición de cuentas. En otras pala-

bras, debería haber una mejor interacción

entre los órganos de la UEM, las institucio-

nes comunitarias y los órganos elegidos.

– La UEM debe alinear mejor los resultados

económicos y sociales, lo que significa que

se necesita una dimensión social robusta

para garantizar que el pleno empleo siga

siendo un objetivo fundamental de la políti-

ca y también se aborden los desequilibrios

sociales y del mercado de trabajo.

– La UEM debería completarse con avances

claros de mutualización de riesgo que unen

a un tiempo, la solidaridad y la confianza

mutua para garantizar la estabilidad del sec-

tor bancario y financiero. Esto significa com-

pletar la Unión Bancaria, poner en marcha

una Unión de Mercados de Capital justa, así

como la emisión común de deuda.

Si bien una mayoría de países estaría de

acuerdo en el diseño final de la UEM, los avan-

ces, reforma y profundización parecen haber

entrado en un punto muerto ante las discrepan-

cias en torno a la hoja de ruta. Las diferencias

estructurales entre los países de la zona del euro

persisten y Alemania y los Países Bajos, entre

otros, no parecen dispuestos a aceptar una mu-

tualización de riesgos en tanto dichos riesgos

sigan siendo elevados. Es decir, parte del debate

se plantea en torno a la secuenciación entre la

reducción del riesgo y la compartición de ese

mismo riesgo: ¿debería la UE poner en marcha

primero una unión fiscal que permita aumentar

la convergencia entre los países de la zona del

euro o deberían ser los países periféricos quie-

nes en primer lugar hagan las reformas domés-

ticas necesarias para converger?, ¿debería la

UEM poner en marcha un Sistema Europeo de

Seguro de Depósitos o es necesario sanear los

sistemas financieros antes de mutualizar los

riesgos bancarios? Los conservadores, particu-

larmente los alemanes, están utilizando este

marco dicotómico como una excusa para no

avanzar en la profundización de la integración

con los mecanismos necesarios para compartir

los riesgos.