Guía de atención al paciente con trastorno del espectro autista en Neuropediatría

5 El neuropediatra o neurólogo infantil es el especialista pediátrico formado en el conocimiento del neurodesarrollo normal y sus variantes, tanto normales como patológicas. Está capacitado para realizar el diagnóstico y tratamiento de las patologías del sistema nervioso central, muchas de las cuales se manifiestan como alteraciones en el neurodesarrollo, incluyendo los trastornos del espectro autista (TEA). El abordaje de estos trastornos debe ser multidisciplinar, implicando la participación del pediatra de Atención Primaria, neuropediatra, psiquiatra infanto-juvenil, psicólogo, psicopedagogo, etc. El neuropediatra interviene en el proceso diagnóstico tanto para el despistaje como para el diagnóstico etiológico. La complejidad de los trastornos del espectro autista hace que sea muy importante individualizar la atención, ya que tanto el proceso diagnóstico como terapéutico puede ser diferente según las características de cada paciente. El propósito de este protocolo es servir como guía orientativa para tratar de unificar lo más posible la atención neuropediátrica, siempre en coordinación con los demás especialistas, pero teniendo en cuenta las diferentes necesidades y la singularidad de cada paciente. Los motivos de derivación a la consulta de Neuropediatría son muy variados, pero se pueden resumir diciendo que cualquier sospecha de trastorno del neurodesarrollo debe ser derivada a la consulta de Neuropediatría para su valoración, orientación sindrómica, estu- dio etiológico, y en algunos casos tratamientos. Una vez realizado el abordaje inicial, y se haya establecido la sospecha diagnóstica, se decidirá la derivación, si procede a otros servicios sanitarios para tratamiento o seguimiento. A la consulta de Neuropediatría los pacientes pueden acceder derivados bien por su médico de Atención Primaria (AP), desde el Centro de Salud Mental (CSM) o derivados desde otras consultas o servicios del hospital. El médico de AP puede detectar signos de alarma, o puede recibir a los niños derivados desde los Equipos de Atención Temprana (EAT) (desde escuelas infantiles) o a petición de las familias. Una derivación frecuente a las consultas de Neuropediatría es la realizada desde los servicios de neonatología de los pacientes con riesgo neurológico. Dentro de estos se incluyen los recién nacidos prematuros, con infecciones congénitas o con patología perinatal que su- ponga un riesgo neurológico (sepsis, convulsiones neonatales, hemorragias periventriculares, etc.). En estos casos se realiza un segui- miento periódico del paciente, y se puede en muchas ocasiones realizar una detección precoz de los signos de alarma de TEA. En la consulta de Neuropediatría también se valorarán pacientes con riesgo de desarrollo no neurotípico procedentes de hospitali- zación por una agresión grave del sistema nervioso central (SNC) (infecciones, traumatismo craneoencefálico o epilepsia), o pueden ser derivados desde cualquier consulta pediátrica o de otros servicios como Otorrinolaringología (ORL) (sospecha de hipoacusia), Dermatología (síndromes neurocutáneos), u Oftalmología (estigmas de infección congénita). Dado el carácter evolutivo de los trastornos del neurodesarrollo, la forma de presentación inicial de los TEA puede ser muy variada, y por tanto los motivos de derivación pueden ser diferentes, llegándose después de una completa historia clínica y exploración física a la sospecha o confirmación del TEA. Entre los motivos de derivación que pueden incluir los TEA en niños menores de 3 años se encuentran los siguientes:  Retraso del desarrollo psicomotor.  Retraso del lenguaje.  Irritabilidad.  Recién nacido de riesgo neurológico (prematuridad, patología perinatal, antecedentes familiares, sobre todo en caso de hermanos con TEA…).  Alteración de conducta.  Sospecha de TEA o diagnóstico de TEA para estudio neurológico. En los niños mayores de 3 años la sintomatología puede ser más clara, y por tanto la derivación es realizada con más frecuencia por “sospecha de TEA”. Sin embargo, hay veces que la sintomatología no es tan clara y por tanto la derivación puede ser por motivos diferentes. Estos motivos de derivación pueden ser los siguientes:  Problemas de conducta, de socialización o de expresión y control emocional.  Problemas de aprendizaje.  Movimientos anormales.  Trastornos del lenguaje.  Torpeza motora.

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