CAPÍTULO 9.
NUTRICIÓN ARTIFICIAL POR VÍA VENOSA
155
La nutrición parenteral (NP) se utiliza cuando el niño no puede comer por vía
digestiva la comida necesaria para cubrir todas sus demandas nutricionales.
Se administra directamente al torrente circulatorio a través de un catéter
colocado en una vena, que puede ser de gran calibre, habitualmente en el
cuello o tórax (acceso venoso central), o una vena superficial (acceso venoso
periférico). La ventaja de los accesos venosos centrales es que permiten
infundir una parenteral más concentrada y que suelen durar más tiempo
que los periféricos, aunque el riesgo de infección es mayor porque llegan
directamente hasta el corazón. Elegir un tipo de acceso u otro dependerá
de la duración del tratamiento y de las características de la NP que el niño
necesite.
Los catéteres centrales pueden ser de distintos tipos:
Externos:
en NP domiciliaria suelen utilizarse catéteres tunelizados, tipo
Broviac (exclusivamente pediátrico por su menor tamaño) y Hickman.
Tienen un trayecto por debajo de la piel desde la vena canalizada hasta
el orificio de salida cutáneo, que se suele localizar en la parte superior
del tórax. El catéter tiene un manguito de dacrón (un tipo de plástico) que
se coloca cerca del orificio de salida por dentro de la piel y que facilita
la adhesión del catéter al tejido subcutáneo y dificulta su movilización.
También hace de barrera a la flora bacteriana cutánea.
Internos:
con reservorios subcutáneos o catéteres implantados, tipo
port-a-cath.
El catéter venoso central está unido a una pequeña cámara
o reservorio de acero inoxidable, titanio o plástico duro, provista de
una membrana de silicona, que se sitúa justo debajo de la piel. De esta
forma, puede pincharse la membrana a través de la piel con unas agujas
especiales, pudiendo aguantar hasta 2000 punciones sin recambiar el
sistema.
Para los niños pequeños existen reservorios de bajo perfil. Los de plástico y
titanio son compatibles con la prueba de resonancia nuclear magnética.
Aunque los catéteres suelen tener una sola luz, los hay con dos e incluso tres
luces, para ajustarse a pacientes con necesidades especiales.
Para el éxito del tratamiento con NP domiciliaria en la infancia, es imprescindible
contar con una madre, padre o cuidador que colabore y esté dispuesto a
participar en los cuidados, siempre después de la adecuada formación y práctica
durante la estancia hospitalaria. Será la enfermera la encargada de enseñarles