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¡TODOS A COMER!

MASTICAR

La masticación es el proceso mediante el cual se tritura la comida en la boca.

El alimento se lleva a los labios y se sujeta con las manos y los dientes

anteriores, caninos e incisivos, que son los encargados de cortar y desgarrar

la porción de comida que se introduce posteriormente en la boca. Una vez

en la boca, la masticación se lleva a cabo con los molares, necesitando para

ello la coordinación de movimientos de los labios, la mandíbula, las mejillas

y la lengua. Las mandíbulas, además de tener la capacidad de cerrarse con

fuerza, realizan también movimientos laterales, que ayudan a moler cada

vez más finamente el alimento. Los músculos de las mejillas, de los labios y

sobre todo de la lengua llevan continuamente los trozos más grandes bajo

los molares, recogiendo al mismo tiempo la saliva que brota de los conductos

de las

glándulas

hasta formar una pequeña masa pastosa, llamada

bolo

alimenticio

, que se puede tragar más fácilmente.

La elección de alimentos más duros y fibrosos que deban masticarse es

importante para el desarrollo dental en la infancia, aunque siempre deben

adaptarse a la maduración y capacidad de masticar que el niño tiene a las

diferentes edades.

El niño aprende a masticar a medida que tiene la oportunidad de comer

nuevos alimentos, de manera que es fundamental ofrecerle, en cuanto sea

capaz, alimentos más duros y secos que propicien un buen funcionamiento

y desarrollo dentario. Entre los nueve y los doce meses coge pequeños

alimentos y comienza a alimentarse solo y a llevarse comida a la boca,

aunque es incapaz de comer de forma autónoma hasta, al menos, los dos

años. Durante este periodo, se desarrollan a gran velocidad los sentidos, de

modo que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear

mejor, y cambiar la textura: de líquido a triturado y, cuando ya tenga dientes,

a troceado. En los más mayores, algunas sugerencias pasan por proponer

cada día algún alimento al natural, que puede ser una fruta, una pequeña

ensalada o un poco de arroz integral con tomate de guarnición. Además, al

tener que masticar el niño durante más tiempo, se favorece la sensación

de tener el estómago lleno, un factor importante para la prevención de la

obesidad infantil.