EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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2. Los valores de la UE y el reto nacionalista
– Es necesario poner en marcha un mecanismo de seguimiento perma-
nente del cumplimiento de los criterios de Copenhague de los Estados
miembros, controlando el respeto de los valores y principios democrá-
ticos, de la misma forma que se controla el cumplimiento de los crite-
rios económicos.
– Hay que oficializar la posibilidad de emplear los fondos comunitarios
con una condicionalidad política, y no solo económica, adaptándolos
–positiva o negativamente– al cumplimiento de obligaciones como la
acogida de cuotas de refugiados, o al respeto de los elementos funda-
mentales del estado de derecho como la separación de poderes o la
libertad de prensa.
– Las instituciones europeas, empezando por el Parlamento y la Comisión,
deben ser beligerantes en la oposición a derivas antidemocráticas, xe-
nófobas y antieuropeas, dedicando tanto la legislación adecuada como
los recursos necesarios a programas que contrarresten las noticias fal-
sas y campañas de desinformación e intoxicación emocional, que ali-
mentan los populismos ultranacionalistas, por la misma vía en que es-
tas campañas se producen, es decir, a través de las redes sociales, y con
la intensidad necesaria.
– Frente al avance de los nacionalismos, la única alternativa es acentuar
las políticas sociales de ámbito nacional y también europeo.
3. La reforma de la UEM
– El éxito del populismo al vender alternativas nacionalistas solo puede
acabar mediante un cambio serio de la agenda neoliberal de los últi-
mos 15 años. De ese modo, Europa puede servir como emblema de
políticas de gobierno de la globalización.
– La reforma de la eurozona debe volver a las iniciales ideas de la
Comisión presentadas en 2012. Fue un enfoque equilibrado hacia una
unión fiscal. No obstante, sin mayores esfuerzos en una integración
económica, la unión monetaria no será sostenible ante una posible
próxima crisis. En este sentido, habría que empezar por lanzar un
Fondo Europeo anticrisis, un fondo de resolución bancaria y un fondo
de garantía de depósitos y, a medio plazo, eurobonos emitidos por un
fondo monetario europeo.
– El nuevo gobierno alemán ha acordado una política de compromiso
entre principios ordoliberales e inversión en necesidades de política
social. Es una vía razonable para las reformas de la unión.
– La unión ha de conducir una firme política contra la evasión y la elusión
fiscal, en concreto respecto a las grandes corporaciones tecnológicas,
que están dirigiendo de facto la enorme revolución digital. La UE debe
exigir la colaboración leal de EE. UU., hasta ahora insuficiente.