RECOMENDACIONES
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nueva Administración mexicana tras las elecciones presidenciales de
Julio de 2018. Con respecto a Mercosur, para llegar a un acuerdo final
es preciso mantener un pulso político elevado que permita adoptar una
actitud flexible y paciente en las negociaciones.
– En Oriente Medio, ante la retirada parcial de EE. UU. y la irrupción de
Rusia, la UE debe continuar unida y perseverar en su línea estratégica
propia. Se debería defender sin fisuras el pacto nuclear con Irán; impli-
carse activamente en una solución alternativa –a la par que imaginativa–
para el conflicto entre Israel y Palestina, manteniendo el rechazo a la
iniciativa de Trump de trasladar su Embajada a Jerusalén; e incrementar
la presencia civil, militar, financiera, política y diplomática de la UE y sus
estados miembros en países clave como Siria e Irak.
– Respecto a Rusia, los europeos deben tener clara la actitud revisionista
de su vecino del Este. Asimismo, países como Francia o Alemania de-
ben hacer un esfuerzo conjunto por escuchar más las distintas sensibi-
lidades, y aportar garantías de seguridad a los países del Este y los
países Bálticos en el marco del proyecto de la Europa de la Defensa.
Ahora bien, al mismo tiempo debe evitarse la demonización del régi-
men de Putin –menos aún tras su nueva victoria en las elecciones de
marzo de 2018 que lo consolidan para otro periodo más– y dejar la
puerta abierta a un futuro entendimiento estratégico.
– En cuanto a las políticas de ampliación, la UE debe centrarse en dos
frentes:
• Los Balcanes Occidentales: el contexto de Brexit no debe llevar a
Bruselas a tratar de contrarrestarlo por la vía de nuevas adhesiones
problemáticas, que implican cuestiones pendientes en reformas
económicas, disputas internas, o derechos humanos. La nueva
Estrategia para los seis países lanzada por la Comisión y el presiden-
te Juncker, que marca el 2025 como fecha de incorporación, se
debería modular cuidadosamente. escalonando el proceso de adhe-
siones mediante una monitorización muy estricta.
• Respecto a Turquía, la UE debería efectuar un giro hacia una rela-
ción pragmática y esforzarse por abrir canales diplomáticos y políti-
cos para resolver asuntos concretos –migraciones, Chipre, Grecia,
Oriente Medio– que puedan restaurar a medio plazo un mejor clima
político.
– En América Latina, la política de la UE debe favorecer los procesos de
integración económica y política latinoamericana. En Cuba, la acción
europea debe mantenerse firme en los términos del Acuerdo de
Diálogo y Cooperación. Con la Venezuela del presidente Maduro, la UE
debe mantener la presión vía sanciones selectivas. Pero lo más impor-
tante es concitar masa crítica y diplomática regional (CELAC, Unasur).