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LA POLÍTICA ECONÓMICA DE LA UE EN 2016. UNA UEM INCOMPLETA: HACIA LA UNIÓN FISCAL

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proyectos avalando la posibilidad de que se emi-

ta deuda comunitaria.

En cualquier caso, en 2016 se dan ya algu-

nos elementos que permiten aventurar que las

asimetrías y carencias que la política económica

en su sentido más amplio presenta en la UE y en

especial en la zona euro se van corrigiendo,

aunque sea con un extraño “procedimiento de

parcheado”.

En contra de toda lógica, se dan pasos de

profundo calado integrador que apenas tras-

cienden social y políticamente ante unas opinio-

nes públicas que reaccionan con rápida superfi-

cialidad al debate norte-sur, pero que no quieren

ver o quizás no comprenden la profundidad e

irreversibilidad de otros de otros importantes

cambios.

Así, el año 2016 ha sido el primer año com-

pleto en el que el BCE ha seguido aplicando

mecanismo de compras de deuda pública llama-

do “expansión cuantitativa” –QE por sus inicia-

les en inglés,

quantitative easing

– que no deja

de ser un ejercicio de comunitarización de la

deuda financiera pública y privada. Muchos au-

tores estiman que, sin haber puesto en marcha

antes la unión bancaria, que implica la asunción

por las nuevas instituciones y políticas de la

zona euro de la supervisión, resolución o liqui-

dación de cualquier entidad bancaria y de crédi-

to, el QE nunca habría tenido lugar. Como ya

hemos dicho, sin QE hoy sería imposible esperar

crecimiento económico alguno en la zona euro

ceteris paribus

con el actual tono fiscal.

La unión bancaria avanza lenta, pero avanza

La unión bancaria cuenta ya con el Mecanismo

Único de Resolución, que es ya el responsable

de vigilar preventivamente el funcionamiento

de todos los bancos relevantes de la zona euro,

un instrumento integrado en el BCE que exige

supervisión y regulaciones compartidas. Este im-

portante paso comprende también elementos

de integración fiscal en el Fondo Único de

Resolución creado para asumir las consecuen-

cias de potenciales crisis bancarias. A pesar de

su insuficiente dotación, esta, dotada por las

entidades financieras de dimensión europea,

constituye el primer ejercicio claro de mutualiza-

ción de riesgos –deudas futuras–.

La unión bancaria, sin embargo, carece de

un fondo de depósitos común para mutualizar

potenciales riesgos sobre el ahorro depositado

en el sistema financiero. La propuesta que la

Comisión Europea presentó en noviembre de

2015 sigue siendo bloqueada mientras es obje-

to de discusión.

En términos políticos, el debate de fondo so-

bre la unión bancaria y la unión fiscal conducen

a un mismo lugar, a la asunción de que es impo-

sible construir una unión monetaria reforzada

por una unión bancaria sin la configuración de

un instrumento de “último recurso” de dimen-

sión europea.

El Mecanismo Europeo de Estabilidad

(MEDE), creado en 2011, y que ha canalizado

las ayudas de los rescates de los países con pro-

blemas fiscales desde entonces, podría ser

de

facto

el embrión de esa garantía última que per-

mita mutualizar fiscalmente el euro ante impre-

vistos que sean de origen fiscal o financiero.

Esta idea no es revolucionaria porque incluso el

informe de los cinco presidentes

3

, publicado en

el verano de 2015, así lo señalaba. El MEDE, no

obstante, no conforma parte del tejido institu-

3

 Juncker, J. C.; Tusk, D.; Dijsselbloem, J; Draghi, M., y

Schulz, M.:

Realizar la Unión Económica y Monetaria euro-

pea. Un Informe de Jean-Claude Juncker en estrecha coop-

eración con Donald Tusk, Jeroen Dijsselbloem, Mario Draghi

y Martin Schulz, Bruselas

, 22 de junio de 2015.