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¡TODOS A COMER!

de base y si los problemas en los hábitos alimenticios están influyendo en el

crecimiento y desarrollo del pequeño.

La alimentación es uno de los principales motivos de estrés para los cuidadores

en general, y más aún cuando pensamos que la salud del pequeño puede estar

comprometida. El riesgo de malnutrición debe ser valorado y estudiado por el

pediatra y sus indicaciones sobre peso y talla podrán guiar los siguientes pasos

a dar.

Es fundamental comenzar este proceso de evaluación del problema, tratamiento

y educación o reeducación de la alimentación con calma y sin culpabilizarse,

pues el estrés es un mal compañero de viaje en cualquier proceso, tanto para el

niño como para sus cuidadores.

Cuando creáis que vuestro hijo no come porque no le animáis de una manera

adecuada, pensad que le habéis cuidado desde su primer día y que os guían

las mejores intenciones. Lo mejor en este momento es observar, escuchar y

comprender al niño, pues muchas veces no tenemos en cuenta sus sutiles

indicaciones verbales y no verbales sobre las causas del problema. Entre

vuestro hijo y vosotros, de forma conjunta y cómplice, iréis encontrando, con

alguna ayuda u orientación, las mejores soluciones.

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

Para determinar dónde está la causa del problema es conveniente tener en

cuenta las siguientes recomendaciones:

Observar y escuchar al niño con respeto y con calma.

Intentar

interpretar qué nos quiere decir, si no tiene lenguaje verbal o hablar con

él y preguntarle y escucharle sin juzgar todo lo que nos quiera trasmitir

sobre cómo se siente ante la comida.

Consultar con un profesional.

Un especialista en alimentación

y desarrollo podrá orientarnos hacia la causa de los problemas

(los terapeutas ocupacionales, los logopedas, los fisioterapeutas, los

psicólogos pueden ser los profesionales a los que debamos acudir si

tienen formación y experiencia en el ámbito de la alimentación). El

profesional podrá hacer una valoración motora, sensorial, conductual

y funcional del niño durante el acto de la comida y valorar también su

maduración y desarrollo global.