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ESTADOS UNIDOS Y EUROPA: FIN DE ETAPA

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misión dirigida por Jared Kushner, yerno del pre-

sidente. Esa estrategia negociadora de “Jerusalén

primero” tendría como primer objetivo lograr un

acuerdo de soberanía compartida de Jerusalén,

y luego negociar el resto para definir los térmi-

nos del acuerdo de los dos Estados: territorio,

colonos, refugiados, seguridad. Respecto a Irán,

antes de llegar a la presidencia, Trump había

descalificado el acuerdo nuclear y había prome-

tido desde desmantelarlo por completo, hasta

renegociarlo cuando llegara a la Casa Blanca en

aras de un acuerdo mejor (

a much better deal

).

Pero una actitud de confrontación hacia Teherán

podría resultar muy contraproducente para los

intereses de EE. UU. –que necesitan la colabora-

ción de la Rusia de Putin y de los iraníes para

resolver el rompecabezas de Siria– y abriría un

frente de discordia con la UE, que ha apostado

muy fuerte por el acuerdo nuclear y la reintegra-

ción regional de Irán.

Gobernanza global y cambio climático

En el área de la energía y del cambio climático,

también se registra un retroceso. De continuar

adelante la política prohidrocarburos de Trump

mencionada más arriba, la ruptura entre EE. UU.

y la UE podría resultar inevitable a medio plazo.

Si EE. UU. se descuelga del acuerdo firmado en

París sobre cambio climático, como Trump ha

afirmado que hará, no solo perdería influencia

internacional, especialmente de cara a China –el

coliderazgo de Xi Jin Ping junto a Obama resultó

decisivo para el éxito de la cumbre– sino que

obstaculizaría una de las apuestas multilaterales

más exitosas de la UE, actuando como un incen-

tivo para su incumplimiento por parte de algu-

nos países europeos.

La respuesta de Europa y la nueva relación

transatlántica

En 2017 se cumple el 60.º aniversario de la fir-

ma del Tratado de Roma (25 de marzo de 1957)

que dio lugar a la Comunidad Económica

Europea (CEE). Dicho aniversario confiere más

dramatismo todavía a algunas elecciones clave

para el continente a celebrar este año. La res-

puesta de Europa a la nueva Administración

Trump vendrá condicionada por los resultados

de algunos comicios, en especial las presiden-

ciales en Francia (abril y mayo) y las legislativas

en Alemania (septiembre). En las elecciones ho-

landesas de marzo, el líder antimusulmán Geert

Wilders ha seguido determinando la agenda

política, a pesar de quedar en segundo puesto.

Igualmente, con independencia del resultado, la

simple amenaza de un triunfo o un incremento

muy significativo de las fuerzas de la derecha

xenófoba en Francia o Alemania podría condi-

cionar la acción de los europeos en muchas

cuestiones, desde las relaciones con Rusia hasta

las políticas económica, migratoria o energéti-

cas. Igualmente, la evolución económica en la

zona del euro resulta un factor de vulnerabilidad

política, en un contexto de bajo crecimiento

previsto para 2017, aproximadamente de poco

más de la mitad de EE. UU. (del 1,4 %, frente a

un 2,5 %), y con una inflación por debajo del

2 % del objetivo del BCE. Así las cosas, frente al

amago de giro estratégico de EE. UU., la UE tie-

ne ante sí varias opciones de respuesta.

Una primera respuesta posible es la inacción,

producto de la coyuntura electoral mencionada,

así como de la división entre los 27 respecto a

asuntos como Rusia, la OTAN o la defensa euro-

pea, por parte de gobiernos muy heterogéneos,

algunos de ellos de corte euroescéptico, eurófo-

bo o populista: Reino Unido, Hungría o Polonia.

Dadas las brechas existentes en inmigración