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EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA

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ejemplo, en materia migratoria, el tema que ha

ocupado las agendas políticas de todos los

Estados miembros de la UE en los últimos dos

años, el presidente del Consejo, Donald Tusk,

convocó la Cumbre de La Valetta con los países

africanos a finales de 2015 y el presidente de la

Comisión, Jean-Claude Juncker, convocó la

Cumbre de Bruselas con los países de los

Balcanes más afectados por la crisis de los refu-

giados.

No hay política exterior creíble sin respuesta

militar creíble ante determinadas amenazas. Ese

es, sin duda, el aspecto más débil en la acción

exterior de la Unión. La UE ha enviado numero-

sas misiones de paz al exterior, ha participado

en operaciones de desarme, de prevención de

conflictos y de asistencia militar, pero sigue sin

tener una capacidad operativa real que garanti-

ce la seguridad. Este aspecto sigue recayendo

exclusivamente en las fuerzas de los Estados

miembros y en las coaliciones que quieran ar-

mar. Desde enero de 2007, la UE cuenta con

una fuerza de reacción rápida formada por dos

agrupaciones tácticas de 1500 efectivos cada

una. Sin embargo, las crisis se han sucedido en

el entorno de la UE sin que se las utilice.

En un momento de crisis como el presente,

tras la opción británica por el

brexit

, la política

exterior es una de las vertientes de la UE que

pueden fortalecer un nuevo avance en la cons-

trucción europea.

Un contexto geopolítico marcado por

el Daesh y las migraciones

La presencia de Daesh en Oriente Medio:

la clave para la seguridad y la estabilidad

La Unión Europea ha tenido que hacer frente a

un contexto geopolítico difícil y complejo a lo

largo del pasado año. El principal escenario de

preocupación para la Unión ha seguido siendo,

un año más, Oriente Medio. En esa región radi-

can los dos grandes desafíos que tiene ante sí la

UE en materia de política exterior y de seguri-

dad: el terrorismo y la crisis de los refugiados. El

desafío terrorista del autodenominado Daesh,

instalado en Siria e Irak y con ramificaciones en

otros países como Libia, se ha convertido de ma-

nera duradera en la gran amenaza para la segu-

ridad en las calles de Europa y en el gran foco de

inestabilidad en el vecindario europeo. Los aten-

tados terroristas de Daesh o de individuos que

habían prestado juramento a Daesh han conti-

nuado en 2016. Francia y, en menor medida,

Alemania siguen siendo los países más directa-

mente afectados.

En 2016, el atentado utilizando un camión

para arrollar civiles en la ciudad de Niza el pasa-

do 14 de julio fue el más grave de todos, cau-

sando 85 muertos e instaurando un nuevo mé-

todo terrorista –igualmente brutal, pero simple

de organizar–. Este tipo de atentado ha tenido

su emulación en Alemania, donde el 20 de di-

ciembre pasado 12 personas perdieron la vida

en un mercadillo navideño en Berlín de idéntica

manera. También sigue abierta la crisis de los

refugiados en la Unión, especialmente los pro-

venientes de Siria. Sin embargo, su número se

ha reducido sensiblemente. Alemania, el país

más afectado, ha visto cómo las llegadas se han

reducido en un 69 % entre 2015 y 2016.

En ese mismo contexto, dos hechos muy re-

levantes están cambiando el equilibrio sobre el

terreno en la guerra contra Daesh. Por un lado,

en diciembre, el ejército de Bashar el Assad to-

maba Alepo, ciudad arrasada en la que sus

250.000 habitantes han tenido que sobrevivir

durante semanas bajo un intenso fuego artille-

ro. Por otro lado, en Irak, el ejército, junto con

las milicias chiítas y sunitas, ha lanzado la batalla