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El presente Informe del estado de la Unión Europea (2018), opera, en su
conjunto, con una perspectiva algo diferente a los anteriores. Es la pers-
pectiva desde los Estados miembros, no únicamente desde las institucio-
nes propiamente europeas que tienen su sede en Bruselas, Estrasburgo y
Luxemburgo.
Los estudios sobre la Unión olvidan que la política europea tiene como
sujetos no solo a la Comisión, al Parlamento Europeo o al Tribunal de
Justicia; no solo al Consejo Europeo o al Consejo de Ministros. Los otros
sujetos son los Estados y sus poderes. Las políticas que estos desarrollan
no son estrictamente nacionales. Aplican normas jurídicas europeas –a
veces bien y a veces mal–; adoptan posiciones que condicionan la acción
y el enfoque de la Unión, favoreciéndolo (por ejemplo, seguridad y defen-
sa) o poniendo obstáculos (por ejemplo, refugiados); haciendo posible la
propia existencia y evolución del proyecto europeo (por ejemplo, política
económica y presupuestaria).
La política que se impone en Europa, y la opinión pública sobre la mis-
ma, es una simbiosis inevitable –y deseable a la vez– entre la visión nacio-
nal y la comunitaria. Entre el derecho europeo y el derecho estatal, incluso
en el máximo nivel constitucional, ya que la Unión es una comunidad ba-
sada en los valores del
rule of law
, los derechos humanos, la separación de
poderes y la democracia. No hay otra construcción regional parecida en el
mundo.
La forma en que hemos abordado este Informe 2018 desde la Fundación
Alternativas y la
Friedrich-Ebert-Stiftungimplica a autores españoles, ale-
manes, portugueses y franceses en un intento de ver la realidad presente
de la Unión desde ángulos y culturas diversas.
Este enfoque desde los Estados no es una opción casual. Asistimos en
los últimos años a lo que podríamos llamar resurgimiento de los poderes
Introducción. El resurgimiento
del nacionalismo
Diego López Garrido