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HAMBRE Y APETITO
A lo largo de los siglos se han desarrollado numerosas teorías acerca del
mecanismo por el que se produce la sensación de hambre, pero solo en los
últimos años empiezan a comprenderse algunos de los procesos implicados.
Las últimas investigaciones realizadas señalan que el desarrollo del hambre y
su saciado son procesos sumamente complejos en los que intervienen tanto
el cerebro como el sistema nervioso periférico y el aparato digestivo, además
de innumerables sustancias neurotransmisoras, hormonas y procedentes de
los nutrientes de la alimentación.
Hambre y apetito son dos conceptos bien diferentes, a pesar de que en el
lenguaje coloquial se confundan con frecuencia o se empleen indistintamente.
El hambre es una necesidad fisiológica vital, que nos manda las señales
necesarias para que comamos los nutrientes que el cuerpo necesita para su
funcionamiento. Por su parte, el apetito representa el deseo de comer por
placer, en el que intervienen factores diversos como los olores, los sabores, el
aspecto y la presentación de los alimentos o ciertas costumbres alimenticias
que estimulan a la persona para fomentar una necesidad, la de comer, que,
en realidad, ya estaría satisfecha desde un punto de vista fisiológico. No
es lo mismo comer por necesidad que hacerlo por puro placer. Así, algunos
alimentos como el chocolate estimulan zonas cerebrales relacionadas con la
recompensa y el placer, por lo que muchas personas los comen para sentir
ese goce y no porque su organismo necesite los nutrientes que aportan. Por
tanto, el hambre es el instinto que impulsa a comer cuando el organismo lo