16
¡TODOS A COMER!
La salida de los dientes puede producir molestias al niño, aunque no siempre
se atribuyen correctamente los síntomas que presenta el lactante con la
erupción de una pieza dentaria. El niño puede llevarse los dedos y puños
a la boca con mucha frecuencia, con un deseo irrefrenable de morder para
presionar las
encías
, así como babear de forma más abundante de la habitual
y mostrar una irritabilidad inusual por el dolor de encías. De forma mucho
más rara, el dolor puede producir dificultad para alimentarse e, incluso, alguna
décima de temperatura causada por la inflamación de las encías. Sin embargo,
nunca debe atribuirse la existencia de fiebre alta a la erupción dentaria sin
descartar otro foco de infección. Si tenemos en cuenta que van a salir veinte
dientes a lo largo de dos años, no será difícil que siempre que al niño le ocurra
cualquier cosa le esté saliendo o le vaya a salir un diente, que con frecuencia
será injustamente acusado como culpable de los síntomas y molestias más
diversos.
Existen algunos remedios que pueden aliviar estas molestias, como el uso
de mordedores (juguetes con un líquido dentro que se meten antes en la
nevera para que estén fríos) o frotar la encía suavemente con un dedo
previamente metido en agua fría. El uso de analgésicos o antiinflamatorios
debe considerarse excepcional y siempre debe hacerse bajo supervisión del
pediatra. En la mayor parte de las ocasiones, el simple acompañamiento y las
muestras de cariño hacia el niño serán suficientes para producir el alivio de
las molestias.
La función principal de los dientes es formar parte de la masticación del
alimento y su preparación para la digestión, pero los dientes contribuyen
también al crecimiento de los maxilares con el ejercicio de la masticación y a
la formación de los sonidos durante el habla, sobre todo los dientes anteriores.
Además, los dientes de leche sirven de guía de erupción y mantienen el espacio
para los dientes definitivos.