LA INNOVACIÓN DIGITAL PRECISA EL ESTADO DE BIENESTAR
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evolucionado históricamente y seguido su pro-
pia lógica a la hora de organizar las políticas
sociales, fijar patrones de estratificación y des-
igualdad (especialmente en el ámbito laboral) y
marcar las formas de integración y exclusión
social (Schmid, 2010). Esping-Andersen (
cf.
1990) define tres dimensiones que impactan de
forma distinta en los diversos tipos de estados
de bienestar: desmercantilización, estratifica-
ción y desfamiliarización.
– La desmercantilización se refiere a la inde-
pendencia relativa de la seguridad social del
individuo frente a las presiones y riesgos de
las políticas comerciales (“de mercado”). En
otras palabras, cuanto mayor sea el grado de
desmercantilización, menos dependerá el in-
dividuo de la mercantilización de su trabajo
como forma de garantizar su supervivencia.
Esto se consigue en base a los tipos e impor-
tes de las prestaciones sociales.
– La estratificación se refiere a la segmenta-
ción vertical y horizontal de la sociedad en
materia social y económica. Para ello, es ne-
cesario describir la desigualdad social en tér-
minos de ingresos y rango social. Gracias a
los sistemas de prestaciones y seguridad so-
cial, el estado de bienestar se convierte en
un instrumento de redistribución capaz de
“mitigar y, cuando proceda, combatir las
desigualdades sociales” (Esping-Andersen,
1998, p. 39). Resulta interesante notar que
los distintos tipos de estado de bienestar ge-
neran formas de estratificación propias.
– La desfamiliarización se entiende como una
interacción específica entre el mercado, el
Estado y la familia en lo que respecta a la
seguridad social del individuo y, por tanto, al
grado de intervención estatal entre los ámbi-
tos público y privado.
Esping-Andersen (1990) se basó en estos
conceptos para desarrollar sus tres tipos ideales.
El modelo liberal (o anglosajón) de estado de
bienestar se basa en una política social descen-
tralizada que se centra en aquellos que se con-
sidera necesitan mayor protección, apoya las
funciones de producción de bienestar del sector
comercial y deja las demás fuentes de genera-
ción de bienestar en manos de agentes privados
y de la familia (Schmidt, 2004). El efecto general
de la desmercantilización es bajo, con prestacio-
nes sociales poco cuantiosas concedidas tras
revisarse cada caso. Además, las personas que
solicitan este tipo de ayudas son estigmatizadas.
Algunos de los países que sirven para ilustrar
este modelo son Reino Unido, Canadá, Estados
Unidos y Australia.
Los estados de bienestar que se agrupan
bajo el modelo conservador (propio de la Europa
continental) se basan en una política social fuer-
te por parte del Estado en la que el énfasis se
pone en garantizar que los individuos con co-
bertura mantengan su posición. Dichos Estados
se caracterizan por un modelo de protección
social de estilo Bismarck, en el que el papel que
juegan los intereses comerciales a nivel político
y económico suele ser bajo y la familia se priori-
za de acuerdo con el principio de subsidiariedad
(Schmidt, 2004). El papel destacado de la Iglesia
a la hora de salvaguardar el modelo de familia
tradicional también suele ser notable (Esping-
Andersen, 1998). A diferencia del modelo libe-
ral, el efecto de la desmercantilización es mayor
y el Estado interviene de manera más contun-
dente. Los derechos sociales están vinculados a
la posición social, por lo que se mantienen las
diferencias entre grupos y clases. Algunos de los
países que sirven para ilustrar este modelo son
Alemania, Francia y Austria.
El modelo socialdemócrata (o escandinavo)
se basa en una política social universal, una
fuerte desmercantilización e ideas muy ambicio-
sas en lo que respecta a la igualdad y el pleno