¡TODOS A COMER!
En cualquiera de los dos casos es conveniente seguir el siguiente orden como
un patrón ordenado de caricias, mimos y toques para que el niño no se sienta
invadido y rechace el contacto. Si nada más empezar vamos directamente a la
boca o su interior se sentirá incómodo y no querrá continuar:
Abrazar, acariciar y masajearle el cuerpo, los hombros y los brazos.
Tocar toda la cara, desde las mejillas y la zona más alejada hacia la boca.
Tocar alrededor de la boca.
Tocar dentro de la boca en casos puntuales, por ejemplo, para lavarle los dientes
con una gasa, un dedil o con un cepillo acorde a su edad (empezar de fuera a
dentro: labios, mofletes, primero encías, segundo paladar y tercero lengua).
No hacerlo deprisa ni obligándole. Respetar sus tiempos e ir incrementando el
contacto poco a poco. Todos los movimientos se deben hacer dentro de una
actividad o juego divertido para el niño y buscando su colaboración. Se puede
cantar una canción siguiendo varios pasos, se puede contar una historia o hacer
un juego de turnos. No es necesario hacer todas las zonas desde el primer día, es
posible que la primera vez solo podamos tocar al niño en sus mofletes o pómulos.
Cada vez que se le haga tolerará mejor el contacto y aguantará más tiempo.
El orden comentado anteriormente en la aplicación de diferentes movimientos y
actividades se puede combinar con contactos de diferentes tipos:
Golpetear (tamborilear los dedos con suavidad).
Presionar con los dedos.
Pinzar los mofletes-boca (brochecito).
Hacer un rodillo con el dedo sobre el labio superior (trompetita).
Vibración (a través de nuestras manos, juguetes o cepillos de dientes
vibratorios).
Cambios de temperatura (frío/calor).
Jugar con diferentes sabores (mojar el dedo en diferentes líquidos de
sabores).
Si observamos los dibujos y los pasos del masaje infantil recomendado por la
Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), podremos aprender un patrón de
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