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EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA

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Inmigración

Los inmigrantes europeos en Reino Unido son

una fuente de riqueza para la economía y para la

cultura británica, como también lo han sido y lo

siguen siendo los inmigrantes de otros muchos

países no comunitarios. Este debate suele olvi-

dar, además la otra cara de la libre circulación de

personas en la UE, el millón de ciudadanos dRei-

no Unido que vive en España, los 330.00 que lo

hacen en Francia, 330.000 en Irlanda o 65.000

en Chipre, por dar algunas cifras de 2015. La

tasa de actividad, ocupación, emprendimiento,

nivel formativo del colectivo es superior a la me-

dia británica, y el gasto social que generan o sus

ingresos por pensiones menor (aunque existen

claras diferencias entre los inmigrantes origina-

rios de Francia, Italia y España y el grupo de los

que provienen del este de Europa).

Reforma de la Unión, zona euro y libra esterlina

La idea de que la crisis del euro hace menos

atractiva la permanencia de un Reino Unido afe-

rrado a la libra esterlina constituye uno de los

principales argumentos de los euroescépticos

británicos.

Al mismo tiempo, la posibilidad de que

los países que conforman el euro avancen en

la unión política, elijan un único ministro de

Economía, armonicen sus sistemas fiscales y

acudan unificados a las reuniones de las prin-

cipales organizaciones internacionales como

el Fondo Monetario Internacional o el Banco

Mundial representa sin duda una pesadilla para

los euroescépticos, que temen la posición de

debilidad que Reino Unido asumiría bajo esas

circunstancias. Por ello, es comprensible que

un Reino Unido que ha abandonado cualquier

pretensión de conformar parte del euro exija

garantías de que esa realidad no debilitaría su

posición en lo que se refiere al funcionamiento

del mercado único. El mismo sentido tiene que

los países que constituyen el euro exijan poder

avanzar sin que Reino Unido u otros no miem-

bros del euro (Dinamarca, Suecia, etc.) obstacu-

licen el proceso, una demanda que no ha sona-

do con la fuerza que merece en el debate previo

al Consejo Europeo de febrero de 2016.

Reino Unido puede ser un gran aliado de la

zona euro para lograr resolver los principales

problemas económicos que afectan al conjun-

to de la economía europea, y que tienen que

ver con el estancamiento de la productividad y

la pérdida de competitividad. La modernización

de la economía europea en todas sus dimensio-

nes –industrial, en el sector servicios, financiera,

comercial– debe llevarse a cabo con la participa-

ción dReino Unido que tiene mucho que aportar.

El Consejo Europeo de febrero de 2016

Gobernanza económica del euro

Reino Unido demandaba protección respecto a

las consecuencias del avance de la integración

económica, pero también política, en la eurozo-

na. En particular exigía garantías de que las fu-

turas normas y regulaciones no supusieran des-

ventajas para los países que no forman parte del

euro. En concreto, la petición británica consistía

en permitir la posibilidad de que cualquier país

pudiera detener la regulación impulsada para la

eurozona, alegando que también afectaba a su

propia realidad, reabriendo la discusión sobre la

cuestión en el Consejo si así lo estimaba nece-

sario. El objetivo de esta medida no es otro que

proteger a la

city

londinense de regulaciones

que puedan poner en entredicho su liderazgo

como principal plaza financiera de la UE.