BREXIT
: EUROPA Y REINO UNIDO SE DAN UNA NUEVA Y QUIZÁS ÚLTIMA OPORTUNIDAD
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las cesiones del acuerdo. Ha llamado mucho la
atención en ámbitos comunitarios que un go-
bierno como el del Partido Popular (PP), que no
ha dudado en utilizar populistamente la cuestión
de Gibraltar siempre que ha podido para desviar
la atención sobre cuestiones domésticas, no haya
ni siquiera mencionado a Reino Unido la necesi-
dad de cumplir compromisos firmados y de res-
petar la legislación comunitaria sobre Gibraltar u
otras materias, renuncia que habría sorprendido
incluso a los diplomáticos británicos.
Si bien el Gobierno español, como la mayo-
ría de la sociedad española, no desea que Reino
Unido abandone la UE no solo por los pernicio-
sos efectos que la salida generaría para ambos
sino también por el grado de afecto y cerca-
nía que une a ambas sociedades, la estrategia
del Gobierno ha resultado decepcionante. Un
Gobierno empeñado en insistir que el conjun-
to del acuerdo suponía un acto interpretativo
del derecho primario y secundario de la UE que
en absoluto equivalía a una revisión de los tra-
tados, que ha manifestado una actitud apática
caracterizada por el más absoluto inmovilismo
como si España asistiera como invitado u obser-
vador a las reuniones del Consejo.
El referéndum del 23 de junio
Tras el Consejo Europeo de febrero y el regre-
so triunfal de David Cameron a las islas, se ha
producido una cascada de publicaciones de son-
deos de todo tipo mientras los líderes
tories
y el
resto de protagonistas de la vida política Reino
Unido se alineaba por el
Brexit
o el
Bremain
.
La opinión de los principales líderes de opinión
y dirigentes empresariales de Reino Unido –por
no hablar de la
city
– va a ser determinante, y
no solo por lo que puedan plantear respecto al
referéndum sino también sobre lo que ocurra y
se decida hasta el 23 de junio sobre otras cues-
tiones fundamentales de dimensión europea
como la crisis de los refugiados o la crisis de la
zona euro.
Atendiendo a los argumentos de los euroes-
cépticos, no da la sensación de que se considere
al acuerdo como lo que es: una oferta generosa
que ha exigido mucho esfuerzo y que se hará
realidad tras celebrar el referéndum, un acuerdo
que ha gustado muy poco en gran parte de la
vieja Europa continental.
Al mismo tiempo, no es fácil saber si el he-
cho de que David Cameron lidere a partir de
ahora la causa del
Bremain
es bueno o malo
para el objetivo de la permanencia tras el daño
causado en el fondo, aunque quizás no tanto
en la forma, del proyecto comunitario. Europa
y Reino Unido se han dado una nueva oportu-
nidad que puede ser la última. Aunque no se lo
merezca, confiemos que David Cameron gane
el referéndum.