EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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Además, otra tarea pendiente era reforzar la
posición de Europa en la economía de internet.
En un mundo cada vez más interconectado y
global, la ausencia de empresas europeas en el
sector digital se puede ver como una ausencia
cada vez mayor en la economía mundial. Desde
la aparición del mundo digital y especialmente
de internet, hemos sido testigos de cómo inno-
vaciones disruptivas han cambiado la situación
competitiva de múltiples sectores, siendo capa-
ces de redefinirlos por completo. De no corregir
esta situación, Europa se enfrenta a la posibili-
dad de perder valor añadido en la medida que
este sea capitalizado por empresas extranjeras.
Analizando las causas de esta situación, se
puede señalar la inexistencia de un mercado
único (regulación única) como un factor negati-
vo para el desarrollo de las empresas en Europa,
especialmente aquellas relacionadas con inter-
net y la prestación de servicios transnacionales.
La mayoría de empresas de internet están basa-
das en lo que se conoce como “coste marginal
cero”, es decir, que alcanzado un nivel de usua-
rios, el coste que supone para la empresa tener
otro usuario tiende a cero mientras que no ocu-
rre así con los ingresos que dicho usuario gene-
ra. Debido a esto, es necesario que las empresas
alcancen una masa crítica de usuarios, es decir,
necesitan grandes mercados, pudiendo llegar a
operar de forma mundial en busca del máximo
número de clientes potenciales. Por otro lado,
internet también es utilizado por el resto de em-
presas como medio de difusión y venta de sus
productos, ya que permite acceder a un merca-
do potencial mucho mayor comparado con las
alternativas tradicionales.
Sin embargo, esta necesidad de grandes
mercados contrasta con la realidad Europea, en
la cual existe una unión política pero no así re-
gulatoria en muchas materias. En la práctica,
esto supone que las empresas deben adaptarse
a las distintas regulaciones para operar en cada
Estado miembro, lo que se traduce en ineficien-
cias y mayores costes. Esta situación contrasta,
por ejemplo, con el mercado estadounidense,
dominador de la economía de internet, en el
cual existe una única normativa que permite
ofertar servicios a más de 300 millones de habi-
tantes con una misma lengua.
Ante esta situación surge el concepto de
mercado único digital. Europa, siendo uno de los
mayores mercados mundiales, no tiene empre-
sas potentes en internet, situación que hay que
revertir en la medida de que cada vez internet
abarca más y más ámbitos de nuestra econo-
mía. Por otro lado, la unificación de normativas,
la mejora de la conectividad y la creación de un
mercado único digital permitirá al resto de em-
presas mejorar sus eficiencias así como aumen-
tar su mercado potencial a todos los Estados
miembros de una forma sencilla.
Resumiendo, la consecución de este merca-
do único digital facilitará la prestación de servi-
cios a lo largo de la Unión Europea, eliminando
trabas administrativas y los costes asociados a
tener que adaptar los servicios a la normativa de
cada país. El resultado será la creación de un
verdadero mercado único capaz de generar las
economías de escala necesarias para el surgi-
miento y consolidación de las empresas, que a
su vez genere crecimiento y empleo en Europa
así como facilite a las empresas europeas poder
competir a nivel europeo y global con las gran-
des empresas americanas y asiáticas.
Para abordar la creación de este mercado
único digital se han definido 28 tareas específi-
cas, cuyo objetivo es unificar la regulación refe-
rente a telecomunicaciones,
copyright
y protec-
ción de datos, gestión del espectro radioeléctrico
y la aplicación de las leyes de competencia en
aras de conseguir un verdadero mercado único
digital.