EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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La transformación de nuestro sistema ener-
gético también entraña un cambio estructural,
con impacto sobre empleos, vidas y el bienestar
económico y social de las regiones. Esto se cum-
ple con especial fuerza en las regiones que ha-
cen uso intensivo del CO
2
, definidas por unas
industrias de elevadas emisiones y de uso inten-
sivo de la energía. Por tanto, han de formularse
políticas orientadas a guiar a las regiones que se
consideran de uso intensivo de la energía hacia
una senda de transición. El desempleo y otros
problemas estructurales que se ciernen de for-
ma inminente sobre las regiones que hacen uso
intensivo del CO
2
requieren orientación y apoyo
financiero, para prevenir el nacimiento de regio-
nes perdidas. Así, el crecimiento de la UE debe-
ría ensanchar su estricta perspectiva técnica y
económica para abrazar las dimensiones socia-
les de la transformación energética, tratando las
cuestiones de desarrollo regional. La Comisión
debe reconocer que el sistema energético euro-
peo no puede transformarse sin el apoyo de los
ciudadanos europeos.
Conclusiones
Con la introducción del paquete Energía Limpia,
la Comisión Europea ha terminado de sugerir
sus políticas para la creación de la Unión Europea
de la energía. Fue concebido originalmente
como un paso radical para aumentar la integra-
ción en unos tiempos en que está flaqueando el
apoyo al proyecto europeo; pero, por desgracia,
no ha llegado a cumplir esta promesa. La pro-
puesta de la Comisión tiene un enfoque de “se-
guir como siempre”. Esto se debe, en parte, a la
posición esencialmente débil de la Comisión en
política energética frente a los Estados miem-
bros. Aunque puede establecer objetivos climá-
ticos, la Comisión no puede influir directamente
sobre la combinación energética de los Estados
miembros, y se ve obligada a influir por medio
de la política de competencia, dentro de su
mandato de profundizar el mercado común.
Parcialmente, las decepcionantes propuestas
adolecen de una ausencia intrínseca de visión y
reconocimiento de que el tablero ha cambiado
mucho desde que aparecieron las energías re-
novables. Esta singular perspectiva sobre los
mercados energéticos y más aún sobre la elec-
tricidad puede comprenderse desde un punto
de vista técnico, pero la estrategia omite impor-
tantes sectores emisores de CO
2
. En consecuen-
cia, se está perdiendo un tiempo precioso para
descarbonizar la economía y desarrollar pers-
pectivas para las regiones que hacen un uso in-
tensivo del CO
2
. La preponderante dimensión
técnica de las propuestas obstaculiza la existen-
cia de un debate efectivo en términos tanto po-
líticos como sociales, y no logra conectar con la
vida de la gente. Europa puede hacerlo mejor.