EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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marco del Semestre Europeo no alcanza los es-
tándares necesarios para otorgar una legitimi-
dad democrática suficiente el proceso de moni-
toreo de los presupuestos nacionales. Por ello,
el propio Parlamento aprobaba recientemente
una posición común para revisar de nuevo su
función institucional en todo el periplo de aná-
lisis y control radicados ahora, casi en exclusiva,
en la Comisión Europea.
Sin duda, la necesaria incorporación del
TratadodeEstabilidad, CoordinaciónyGobernanza
al acervo comunitario, algo que debe acometerse
antes de 2018, tal y como establece el propio
acuerdo, podría dar pie a esa revisión con un
mayor compromiso constitucional. Esa ventana
de oportunidad podría ser la vía para conformar
de nuevo un marco constitucional donde se or-
dene buena parte de los excesos cometidos en
la última legislatura, revisión que también plan-
tea de algún modo el Informe de los Cinco
Presidentes.
En fin, el último lustro ha supuesto un salto
cualitativo enorme en la puesta en común de las
políticas económicas, especialmente en el seno
de la zona euro. Ese paso se dio con un cierto
desorden institucional que ha dificultado los
mecanismos de coordinación y supervisión por
parte del Parlamento Europeo, dejando estre-
cho el margen de actuación ampliado sobre el
pasado del Tratado de Lisboa. En todo caso, aun
se puede explotar el propio tratado para redo-
blar el papel del Parlamento, pero más pronto
que tarde será necesario su revisión para dar
coherencia democrática a todo este proceso de
integración acelerada, aunque insuficiente y
parcial, de la eurozona.