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La salida del Reino Unido de la Unión Europea es una mala noticia, no
solo porque la UE pierde el segundo miembro más importante en términos
del PIB y el primero en capacidades de defensa, sino porque la decisión de
los británicos ha sido la expresión más grave de un fenómeno que se ex-
tiende por toda Europa: la tendencia a regresar al Estado nación ante el
fracaso de la UE en resolver la crisis financiera y económica de una forma
justa y equilibrada, y ante el temor a la globalización que muchos identifi-
can también con la construcción europea. La crisis ha agudizado los egoís-
mos nacionales, ya que en momentos duros nadie quiere compartir pro-
blemas que considera ajenos.
Es tan fuerte la crisis que atraviesa la Unión Europea, que está ponien-
do en riesgo el proyecto supranacional más potente e integrador que
nuestro continente ha conocido a lo largo de la historia del primer mundo.
No es de extrañar que haya tomado carta de naturaleza el debate
“sobre el futuro de Europa”. Es algo en lo que está el Parlamento Europeo
y el propio Consejo Europeo. Un debate desencadenado definitivamente
por la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión. Para ello se supo-
ne que se reunieron en septiembre de 2016 en Bratislava 27 jefes de Esta-
do y de Gobierno (todos los miembros de la Unión menos el que se quiere
marchar). Y para eso, el 25 de marzo de este año 2017, los jefes de Estado
y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron para celebrar los 60 años
del Tratado de Roma y para trazar directrices para el futuro de la Unión. Lo
harán de nuevo en diciembre de este año, en un Consejo Europeo muy
relevante, tras las elecciones en Francia y Alemania. Es este, efectivamente,
un momento crucial para la Unión Europea. Porque no se trata de respon-
der a hechos coyunturales o a gestionar dificultades fugaces o transitorias.
Hoy la Unión se enfrenta a retos que nunca tuvo delante de sí, y ha de
darles una respuesta a la altura del desafío.
Introducción. Europa ante
la globalización
Diego López Garrido