

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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los trabajadores es tan falsa como su patriotis-
mo. Stephen Bannon, arquetipo de populista
ultraderechista, jefe de campaña de Trump, y
nombrado por él estratega jefe de su gabinete,
declaraba a Bloomberg dos días después de la
elección: “Esto no es la revolución francesa…
Lo que Trump representa es una restauración,
una restauración del verdadero capitalismo
americano”.
En el Anexo I figuran la mayoría de los parti-
dos nacionalistas y antieuropeos de los Estados
miembros de la UE. No es una lista homogénea,
hay grandes diferencias entre ellos. No es lo mis-
mo el UKIP británico que el antisemita Jobbik
húngaro, ni es lo mismo el neonazi NPD alemán
que Alternativa por Alemania (AfD), pero todos
ellos son abiertamente antieuropeos, naciona-
listas y populistas. La evolución de sus resulta-
dos electorales en las dos últimas elecciones le-
gislativas nacionales muestra una casi
duplicación de sus votos, hasta superar los 32
millones. Esta cifra, impresionante, crece en par-
te por la entrada de dos partidos, el AfD y el
italiano Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que
no existían en las elecciones anteriores.
Conviene detenerse brevemente en el M5S,
porque podría ser el paradigma del populismo y
la demagogia en Europa. Nacido de la fama ob-
tenida como cómico por su líder carismático,
Beppe Grillo, con la ayuda del experto en inter-
net Gianroberto Casaleggio, considera a su par-
tido un
movimiento
que se organiza en
círculos
y toma sus decisiones por votación directa a
través de la red. Fue el primer partido en utilizar
el término de
casta
para referirse a los políticos
tradicionales de su país, la abolición de cuyos
privilegios parece ser el punto principal, si no
único, de su programa. Grillo utiliza lenguaje
barriobajero (
vaffanculo days
), y dirige de una
manera desordenada y personalista, lo que
ha causado ya la defección de muchos de sus
cargos electos. Se define como “ni de izquier-
das ni de derechas”, pero su posición euroes-
céptica, contraria al euro, y su apoyo a la pena-
lización de la inmigración ilegal, hablan por sí
solos. Los europarlamentarios del M5S están
integrados en el grupo Europa de las Libertades
y la Democracia Directa, junto a los de partidos
de extrema derecha como el UKIP británico,
AfD, o Demócratas de Suecia. Su intento por
cambiarse al Grupo de los Liberales y Demócratas
–que defiende principios absolutamente contra-
rios a los suyos– se ha saldado con una negativa
de este grupo a acogerlos.
¿Existe un populismo de izquierdas? Claro
que sí. ¿Cómo se podrían definir si no los regí-
menes establecidos por Hugo Chávez en
Venezuela y Evo Morales en Bolivia? Lenin utili-
zó –hábilmente– el populismo. En Europa exis-
ten partidos de izquierdas que hacen un uso
mayor o menor de las técnicas populistas para
conseguir sus fines políticos. En España,
Podemos, nacido del movimiento de indignados
del 15 de mayo de 2011, ha recogido algunos
de los elementos del M5S, como el término de
casta y la organización en círculos, incluso algu-
no de sus dirigentes ha repetido que se trata de
un movimiento y que no es ni de izquierdas ni
de derechas. Sin embargo, se trata de un con-
junto de corrientes políticas de izquierdas, que
se mueven entre el anticapitalismo de los más
radicales y un populismo académico inspirado
en el ideólogo posmarxista Ernesto Laclau. En
Grecia, Syriza, una coalición de partidos de iz-
quierdas, alcanzó el poder en 2015 con un dis-
curso populista de renovación política y de rebe-
lión ante las imposiciones de la UE por los
rescates, que no ha podido lógicamente hacer
efectiva. Syriza está coaligada en el gobierno
con Griegos Independientes-Alianza Patriótica
Nacional, un partido nacionalista de derecha ra-
dical. No obstante, aunque estos partidos utilizan