EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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internacionales con total impunidad, se ha fo-
mentado un interesado y preocupante fenóme-
no en torno al asilo: el “humanitarismo”, que es
realmente pernicioso si acaba por sustituir a la
justicia y a los derechos. En el fondo no es más
que otra nueva forma de legitimar la exclusión.
A nadie se le escapa que, durante toda esta
crisis, el discurso humanitario ha estado muy
presente en los debates políticos y mediáticos.
De hecho, la situación que se está viviendo con
las personas refugiadas en Europa se ha defini-
do como “crisis humanitaria”, “emergencia hu-
manitaria”, “crisis de refugiados”, y en ningún
momento se ha vinculado al lenguaje de la jus-
ticia y el derecho.
Este peligroso discurso arrastra varias conse-
cuencias:
En primer lugar, dado que las crisis humani-
tarias requieren actuaciones excepcionales, se
favorece que se generen estados de excepción
donde la urgencia “justifica la no aplicación de
marcos legales”.
Con el humanitarismo, al estar más vinculado
a “sentimientos” que a derechos, se dota a las
personas refugiadas de un halo de compasión,
en vez de verlos como titulares de derechos.
Así se convierte a las personas refugiadas o
solicitantes de protección internacional en vícti-
mas pasivas que reciben nuestra compasión (so-
lidaridad) que, por concepto, va dirigida a indi-
viduos concretos (en este caso y generalmente
a las personas de origen siria como máxima ca-
tegoría que representa a las personas refugia-
das), y no contempla abordar situaciones es-
tructurales, pues el humanitarismo no puede
por sí mismo emprender políticas de equidad,
contribuyendo a mantener la desigualdad.
Ese convertir a las personas refugiadas o soli-
citantes de protección internacional en “víctimas
pasivas” permite que los Estados desvíen la
responsabilidad hacia otros actores, como son
las mafias, a modo de cortina de humo, impi-
diendo identificar responsabilidades y las conse-
cuencias que provocan las políticas de blindaje
de fronteras que son las que ponen en riesgo la
vida de miles de personas. Sin plantear, por su-
puesto, ni una sola propuesta orientada a ga-
rantizar vías legales y seguras para acceder a
Unión Europea, enredada en sus banales discur-
sos de lucha contra las mafias organizadas.
Todo este escenario desalentador pone en
evidencia el declive del asilo, que intencionada-
mente se ha vinculado con conceptos tales como
la solidaridad, el humanitarismo o incluso la “ca-
ridad”, en vez de como un derecho que hoy, en
esta deriva de valores a la que se enfrenta
Europa, se encuentra gravemente amenazado.
Con la puesta en marcha de un sistema común
de asilo, que ya deja ver serios retrocesos, debe-
mos estar alerta para que no suponga otra vuel-
ta de tuerca al ya mal herido derecho de asilo.
Los pasos hacia la reforma
El 6 de abril de 2015 la Comisión Europea anun-
cio el comienzo del proceso de reforma del Sis-
tema Europeo Común de Asilo (SECA)
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con el
fin de crear un sistema más equitativo, eficiente
y sostenible. El 4 de mayo de 2016 se inició la
primera fase de la reforma (Reglamento Dublín,
Eurodac y Agencia Europea de Asilo) y el 13 de
julio de 2016 la Comisión Europea acordó com-
pletar la segunda fase (Directivas de Procedi-
miento, Cualificación y Acogida). La Comisión
acordó igualmente establecer un nuevo marco
de reasentamiento de la Unión.
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https://ec.europa.eu/home-affairs/what-we-do/policies/ asylum_en