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¡TODOS A COMER!
en la regulación de funciones como la saciedad o el ritmo intestinal, además de
proporcionar otros tipos de nutrientes y contribuir a la prevención de algunas
enfermedades.
El exceso de hidratos de carbono metabolizados puede almacenarse inicialmente
en el hígado, pero si el consumo es excesivo se transforman en grasa y se
acumulan en el tejido adiposo.
Grasas
Las grasas o lípidos incluyen los ácidos grasos, los triglicéridos y el colesterol. Las
grasas son la principal fuente de energía de la alimentación, pero también toman
parte en otras funciones importantes que tienen relación con la coagulación, la
inflamación, la absorción de vitaminas, etc. Algunos tipos de grasas se denominan
esenciales, lo que quiere decir que el organismo no es capaz de fabricarlas, por lo
que obligatoriamente deben tomarse en la cantidad necesaria con los alimentos
de la dieta.
Es muy importante tener en cuenta no solo la cantidad de grasa que comemos,
sino también el tipo o calidad. El consumo excesivo de ciertas grasas, como las
saturadas o las denominadas trans, favorecen el riesgo de desarrollar algunas
enfermedades cardiovasculares, al igual que ocurre con el consumo excesivo de
colesterol. Por otra parte, existen grasas poliinsaturadas con beneficios claros
sobre la salud y el desarrollo durante la infancia.
Vitaminas
Son un grupo muy variado de sustancias que tienen en común el hecho de que el
organismo no puede fabricarlas, por lo que es preciso que tomemos la cantidad
necesaria de cada una de ellas con la alimentación. Las más conocidas son las
vitaminas A, B, C, D y E, aunque existen otras muchas, por lo que participan en
funciones muy variadas del organismo, como la visión, la protección frente a
infecciones, el metabolismo del calcio, etc. Tanto su aporte insuficiente como su
exceso pueden dar lugar a enfermedades, por lo que debe cuidarse este aporte
de la dieta y evitar el uso de suplementos vitamínicos excesivos sin supervisión
médica.