CAPÍTULO 3.
ALIMENTACIÓN INFANTIL
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Minerales
Necesarios para el mantenimiento y el desarrollo del organismo, las funciones
de algunos de ellos son sobradamente conocidas, como el papel del calcio y
del fósforo en el desarrollo óseo, el del hierro para el funcionamiento de los
glóbulos rojos o el del zinc para el crecimiento y el mejor funcionamiento
de las defensas del organismo. Existen, además, otros muchos que deben
ser aportados en pequeñas cantidades para que realicen sus funciones. Son
los llamados oligoelementos o elementos traza, como el selenio, el cromo, el
manganeso, etc.
Agua
El agua es un elemento imprescindible para la vida que, en sentido estricto,
debe ser considerado como un nutriente más. Hay que tener en cuenta que el
organismo está compuesto en más de un 60% por agua, lo que quiere decir que
un adulto de 70 kg de peso alberga unos 42 litros de agua, y esta proporción
es aún mayor en lactantes y niños pequeños. Es esencial en prácticamente
todas las funciones corporales, además de ser imprescindible para la correcta
metabolización de todos los nutrientes aportados por la dieta.
GRUPOS DE ALIMENTOS
Productos lácteos
Pertenecen a este grupo la leche y todos los productos preparados con leche
o a partir de leche, con la excepción de aquellos que solo conservan el cuerpo
graso, como nata, mantequillas, etc.
Son alimentos ricos en nutrientes esenciales, como calcio, vitamina D y
proteínas, por lo que constituyen una proporción importante de la alimentación
del niño, sobre todo del más pequeño. Además, constituyen una de las fuentes
principales de calcio de la dieta.
Se recomienda tomar leche entera, salvo indicación médica expresa. Conviene
favorecer el consumo de quesos parcialmente descremados, especialmente en
los niños más pequeños. Es preferible el consumo de yogur natural, evitando
añadir azúcar.