¡TODOS A COMER!
El tipo de alimentación es similar a la de la fase anterior y a la del resto de la
familia, aumentando las cantidades de comida de forma gradual en relación
al aumento de peso corporal. Es muy importante mantener una educación de
hábitos de alimentación correcta: se debe comer de todo y respetar los horarios
de las comidas, intentando evitar el uso de premios o castigos relacionados con
el acto de comer.
Mantiene su importancia la recomendación de cuidar que el desayuno sea
correcto y que la cena tenga en cuenta el resto de las comidas del día, sobre
todo si el niño come en el colegio.
En losniñosmásmayores es frecuenteel consumoenexcesodebebidas edulcoradas,
que pueden ser un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad. Hay que evitar
otros hábitos incorrectos como las comidas rápidas
(fast-food)
que, aunque son más
típicas de adolescentes, pueden aparecer ya en este grupo de edad.
Por último, puede ser buena idea involucrar al niño en la planificación de la dieta
familiar, pidiéndole que exprese qué le gustaría comer e invitándole a participar
en la compra y preparación. Esto puede ayudar a mejorar la relación familiar y,
sobre todo, contribuye a que el niño aprenda a seleccionar alimentos saludables
y hábitos de alimentación correctos.
ALIMENTACIÓN DURANTE LA ADOLESCENCIA
Con el estirón puberal comienza una etapa compleja que durará hasta los 17-18
años y que se va a caracterizar por un crecimiento rápido, una actividad física
elevada y múltiples cambios madurativos, tanto físicos como de conducta.
De manera paralela al desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, se
produce un rápido incremento en longitud y masa corporal. Como ejemplo,
durante esta época se adquiere más del 25% del contenido mineral óseo del
adulto y se realiza un 20% del crecimiento total. Estos hechos, junto con la
práctica habitual de un ejercicio intenso, hacen comprender fácilmente
la importancia de la dieta como aporte de la energía y nutrientes que se
necesitan en cantidades mayores que en épocas anteriores.
Para completar el cuadro, el adolescente tiene una mayor autonomía a la hora de
elegir los alimentos, suele estar sujeto a la influencia de hábitos sociales y modas
diversas y tiene tendencia a rechazar las normas establecidas, lo que condiciona
que con frecuencia desarrolle hábitos o modos de alimentación incorrectos.
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