¡TODOS A COMER!
presencia empeora la evolución de los pacientes aumentando la posibilidad de
complicaciones, alarga el ingreso hospitalario y empeora la calidad de vida. Por ello, los
organismos internacionales hacen hincapié en la necesidad de monitorizar el riesgo
nutricional y detectar la desnutrición lo antes posible, tanto a nivel hospitalario como
en Atención Primaria. En los casos de desnutrición, siempre el primer paso debe ser
intentar modificar la dieta habitual del paciente adaptándola a sus circunstancias y
necesidades concretas. El objetivo esmejorar la ingesta oral y el aporte de nutrientes.
Cuando esta medida ha fracasado, se indicará el soporte nutricional.
Los preparados nutricionales deben tener unas indicaciones precisas y no
deben administrarse de manera indiscriminada, ya que su uso de una forma
incorrecta puede tener efectos adversos. Con la evidencia actual, solo parecen
tener un posible efecto beneficioso en aquellos niños que presentan un riesgo
de desnutrición moderado o alto o una situación de desnutrición establecida.
Existen unos criterios generales para iniciar soporte nutricional en niños,
comúnmente aceptados. Estos son: mantener una ingesta oral insuficiente que
dure más de cinco o diez días, duración de las comidas más de cuatro a seis
horas al día e inadecuada ganancia de peso y talla o pérdida de peso durante
un periodo de tiempo (más de un mes para el menor de dos años y más de tres
meses para el mayor de dos años).
En losúltimosañossehanpopularizadomuchos tiposdepreparadosnutricionales,
tanto para la alimentación de niños sanos como para enfermedades concretas.
Sus indicaciones principales son las siguientes:
Ingesta deficiente de nutrientes. Situaciones como la anorexia infantil,
anorexia nerviosa, dietas restrictivas y situaciones que dificultan la ingesta
por enfermedades o alteraciones del tracto digestivo (traumatismos en
boca, alteraciones esofágicas, etc.).
Requerimientos energéticos y/o proteicos aumentados, bien por aumento
del gasto o por pérdidas importantes. Aumentan el gasto energético las
situaciones de estrés metabólico como las infecciones graves, cirugías,
quemaduras, politraumatismos o enfermedades oncológicas. Dentro de las
pérdidas importantes, se pueden encontrar las situaciones de malabsorción
intestinal, quemaduras, enfermedad hepática, etc.
Alteraciones metabólicas que impidan o dificulten la utilización correcta de
los nutrientes: insuficiencia renal, insuficiencia hepática y enfermedades
metabólicas congénitas, entre otras.
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