LA AGENDA DIGITAL
127
es que entre los grandes gigantes tecnológicos
globales no hay ningún líder europeo en los lu-
gares más relevantes y que nuestros competido-
res globales –como EE. UU. o China– están
apostando fuertemente en pos de la hegemonía
y el liderazgo en esta revolución tecnológica.
La inversión en I+D+i: necesaria pero
no suficiente
De cara a trabajar para mejorar esta situación, la
importancia de la política científica y de innova-
ción europea, tanto de la Unión como de los
Estados y regiones, está ampliamente reconoci-
da, y se percibe como una herramienta clave
para ayudar a posicionar la industria europea en
la vanguardia global.
En particular, la política europea de innova-
ción es la interfaz entre la política en materia de
investigación y desarrollo tecnológico y la políti-
ca industrial, y busca crear un marco favorable
para llevar las ideas al mercado. Cada vez ocu-
pará un lugar más importante en la legislación
europea, y es necesario que así sea.
La política de innovación comunitaria está
fuertemente ligada a otras políticas de la Unión,
como las de empleo, competitividad, medio am-
biente, industria y energía. El fin de las políticas
de innovación es convertir los resultados de la
investigación en servicios y productos nuevos y
mejores, a fin de seguir siendo competitivos en
el mercado mundial.
Pero para que haya innovación es necesario
invertir de manera constante. Antes de la crisis
de 2009, el gasto en investigación y desarrollo
(I+D) creció a un ritmo anual de aproximada-
mente el 7 %. Los datos del Índice Mundial de
Innovación 2016 indican que la I+D mundial
creció sólo un 4 % en 2014. Esto fue conse-
cuencia de un menor crecimiento en las econo-
mías emergentes y de presupuestos más ajusta-
dos en la partida de I+D en las economías de los
países desarrollados.
Aunque los datos más recientes apuntan a
un ligero repunte en algunos de los países euro-
peos líderes en innovación, de forma agregada
Europa destina, cada año, un 0,8 % del PIB me-
nos que los EE. UU. y un 1,5 % menos que
Japón a la investigación y el desarrollo (I+D).
Una diferencia del orden de 1 % del PIB man-
tenida en el tiempo de forma sostenida tiene un
impacto importantísimo en la capacidad de ge-
nerar liderazgo científico y tecnológico de for-
ma sustantiva y estructural.
Hay otros efectos diferenciales no directa-
mente ligados directamente al dinero –aunque
sí indirectamente–, como el prestigio científico
de las universidades americanas líderes o el de-
sarrollado mercado de capitales ligados al em-
prendimiento tecnológico. Sea por unos facto-
res o por otros, se produce un claro efecto de
captación de talento pues nuestros mejores in-
vestigadores y emprendedores se trasladan a
donde se les ofrecen mejores condiciones y
oportunidades. A pesar de que el mercado de
la Unión es el más grande del mundo, sigue
estando fragmentado y sin ser lo bastante
atractivo para el emprendimiento, en compara-
ción con otros.
El mercado único digital europeo
Fruto de esa preocupación, adicionalmente a los
programas de apoyo a la innovación de la
Estrategia Europa H2020, la Comisión Europea
ha fijado como una de sus 10 prioridades el
desarrollo del mercado único digital
(digital
single market)
.
En las propias palabras de la Comisión,
Europa tiene capacidad de liderazgo en la