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EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA

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Los impactos ambientales en la Unión

Europa

Una vez que hemos explicado las razones de los

cambios de posición de EE. UU. y China –los

otros dos grandes actores para una gobernanza

global del clima y la energía– es momento de

focalizar en las acciones llevadas a cabo por la

UE durante 2015, y que desembocarían en la

Conferencia de París.

Si prestamos atención al último Informe

de la Agencia Europea de Medioambiente,

El

medioambiente en Europa: estado y perspecti-

vas 2015

, tendremos un buen punto de partida

para entender cuál es el estado ambiental de

la UE. Según las conclusiones de este informe,

aunque nuestros países han tenido algunas me-

joras en lo relativo a la calidad de agua y aire

o la reducción en los residuos generados, aún

estamos lejos del objetivo acordado por todos

los estados miembros para el 2050: vivir bien

dentro de los límites ecológicos del planeta.

Los patrones de producción y consumo de la

UE son aún muy insostenibles, intensivos en el

uso de energía, que proviene de combustibles

en más de un 50 %, intensivos también en el

uso de recursos naturales y de materias primas.

La huella ecológica de la UE ha aumentado pro-

gresivamente desde 1995 en el uso de suelo, de

agua, en emisiones de ozono troposférico, uso

de materiales y gases de efecto invernadero, au-

mentando la presión sobre estos recursos fuera

de las fronteras de nuestros Estados miembros.

De hecho, se necesitarían dos Uniones Europeas

para poder satisfacer nuestras necesidades.

Algunos problemas son especialmente ur-

gentes. El cambio climático supone una amena-

za para la vida y la economía de la mayor parte

de los europeos y, sobre todo, de ciudadanos

fuera de nuestras fronteras, habitantes de paí-

ses más pobres, que debido a la naturaleza

profundamente injusta del cambio climático,

son los que más sufren sus consecuencias aun

siendo los menos responsables de las emisiones

de gases de efecto invernadero causantes del

problema. La UE ha reducido en un 19 % el nú-

mero de emisiones

per c

á

pita

desde 1990 y pro-

duce el 15 % del total de las emisiones globales.

Según este informe, las políticas ambientales vi-

gentes probablemente no serán suficientes para

abordar estos desafíos. Por ejemplo, la UE no

será capaz de alcanzar el objetivo aprobado de

reducción de emisiones para 2050 del 80-95 %.

De entre los desafíos ambientales a los que

la UE debe enfrentarse, destaca la pérdida de

biodiversidad, que sitúa en niveles alarmantes.

El 60 % de especies protegidas y el 77 % de

hábitats registraron un estado de conservación

desfavorable. Europa está aún muy lejos del ob-

jetivo de detener la pérdida de biodiversidad en

el año 2020. Nuestros mares y océanos están

especialmente perjudicados: el deterioro del le-

cho marino, la acidificación de las aguas y la

contaminación son solo algunos de los proble-

mas a los que se enfrentan nuestra biodiversi-

dad marina. Además, el 91 % de las especies

pesqueras se encuentran sobreexplotadas en el

Mediterráneo. Además, la degradación del ca-

pital natural europeo debido a nuestros patro-

nes de consumo –altamente dependientes del

consumo de energía y recursos naturales– se

ven reflejados en la insostenibilidad de la mayor

parte de nuestros sectores económicos como la

agricultura, la pesca, el transporte, la industria,

el turismo y la expansión urbanística. La conta-

minación atmosférica y acústica provoca graves

problemas de salud, especialmente en los nú-

cleos urbanos. En 2011 las partículas finas con-

tribuyeron a unas 430.000 muertes prematuras

en la UE mientras que la exposición al ruido am-

biental provoca al menos 10.000 muertes pre-

maturas por motivo de enfermedades coronarias