LA UNIÓN EUROPEA ANTE EL TERRORISMO YIHADISTA Y EL CONFLICTO DE ORIENTE MEDIO
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para que el denominado Alto Comité para las
Negociaciones (HNC), que reúne a unos 34 gru-
pos, aceptara viajar a Ginebra, mientras que los
kurdos fueron excluidos por el veto de Turquía.
Finalmente, el 1 de marzo comenzaron, por un
sistema indirecto, las negociaciones de Ginebra
III, que fueron suspendidas el día 3 ante el rá-
pido avance militar del Gobierno Sirio, apoyado
por la aviación rusa, contra los rebeldes al norte
de Alepo, hacia la frontera turca.
El ISSG se reunió de nuevo en Múnich, el
11 y 12 de febrero, y acordó un plan para el fin
de las hostilidades que debía entrar en vigor en
una semana, para permitir la llegada de ayuda
humanitaria a las zonas asediadas, y avanzar en
la transición política, reanudando las conversa-
ciones de Ginebra. El 19 de febrero el alto el
fuego no entró en vigor ya que los combates
se habían encarnizado en la zona de Alepo y,
además, Turquía empezó a bombardear con
artillería a los kurdos del YPG en la zona de
Azaz. Finalmente, después de conversaciones
directas entre el Presidente de EE. UU., Barack
Obama y el de la Federación de Rusia, Vladimir
Putin, ambos países llegaron el 22 de febrero a
un acuerdo definitivo para un alto el fuego, del
que quedan excluidos los grupos oficialmente
terroristas EI y FAN, aceptado por las partes en
conflicto, que entró en vigor en la medianoche
del 26 y el 27 y que fue razonablemente respe-
tado los primeros días, salvo incidentes aislados,
entre el régimen y los grupos que integran el
HNC, lo que ha permitido la llegada de ayuda
humanitaria a 384.000 personas en 12 de las
18 zonas asediadas. En consecuencia, el 14 de
marzo se inició la segunda ronda de las nego-
ciaciones de Ginebra III, que terminó el día 24
sin resultados. Rusia había anunciado el mismo
día 14 el inicio de su retirada parcial del teatro
sirio, lo que podría impulsar las negociaciones,
que deberían reanudarse el 9-10 de abril, aun-
que el gobierno sirio prefiere el 14, después de
las elecciones legislativas que ha convocado en
las zonas que controla. No será fácil llegar a un
acuerdo entre tantos actores con tan diferentes
posiciones e intereses, pero este acuerdo sería
un paso imprescindible para poder concentrar
los esfuerzos de todos en combatir a los grupos
yihadistas, especialmente el EI, que son el ene-
migo común y la amenaza más peligrosa para la
seguridad colectiva.
Las limitaciones de la PESC
La Política Exterior y de Seguridad Común (PESC)
de la UE demuestra su debilidad, una vez más,
en la guerra de Siria y –en general– en la lucha
contra el yihadismo más allá de nuestras fronte-
ras. En el conflicto de Siria, Europa es la principal
afectada fuera de la región. Sufre el terrorismo
impulsado por el auge del EI y la llegada masiva
de inmigrantes procedentes de la zona de gue-
rra. Además, lo más probable es que le toque
pagar la reconstrucción, si nos atenemos a los
precedentes. No obstante, es un actor secun-
dario en la resolución del conflicto, tanto en el
campo político como en el militar. Una vez más,
son EE. UU. y Rusia los que negocian y deciden,
ya que la UE carece de una voz única que haga
valer su fuerza, o la tiene pero no la usa, mien-
tras que los EM actúan individualmente, cada
uno por su cuenta, y terminan siempre siendo
irrelevantes. En junio, la Alta Representante
para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad
presentará al Consejo Europeo una estrategia
global de la UE sobre política exterior y de segu-
ridad, pero ningún progreso será posible sin la
decidida voluntad de los EM de actuar colecti-
vamente en la escena internacional.
La Política Común de Seguridad y Defensa
(PCSD), tal como está ahora, es ineficaz para