

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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reducción en las cifras, las mismas siguen siendo
muy superiores a las de los años previos a la
crisis de los refugiados.
Sin embargo, dado que las causas que origi-
nan estos desplazamientos de población conti-
núan –inestabilidad y guerra en Siria y Oriente
Medio y falta de desarrollo en África– el cierre
de una ruta migratoria conlleva la apertura de
otra. Los flujos migratorios por el Mediterráneo
central, en especial desde Libia hacia Italia, han
crecido un 18 % entre 2015 y 2016. También
han aumentado las muertes en el Mediterráneo
en un 38 %, de 3175 en 2015 a 4400 en 2016.
Las nacionalidades de entrada a la UE no han
variado: sirios (88.000) y afganos (50.000) si-
guen estando a la cabeza.
Las opiniones públicas europeas se encuen-
tran fuertemente polarizadas ante esta situa-
ción. Angela Merkel sufrió una importante caí-
da de popularidad, en buena medida, por sus
posiciones favorables a la acogida de emigran-
tes. La continuación del conflicto en Siria y la
inestabilidad en Libia presagian el mantenimien-
to de una presión constante sobre las fronteras
europeas.
Más grave aún es el regreso de combatientes
de Daesh a los países de la Unión Europea, por
lo que representa de amenaza de primer orden
para la seguridad europea, sin olvidar sus posi-
bles consecuencias políticas en año electoral en
países como Francia y Alemania. Por ello,
Alemania, Austria, Francia, Suecia, Dinamarca y
Noruega mantienen controles de frontera en el
área Schengen.
Turquía se ha convertido en el principal socio
de la UE en materia migratoria. Así se estableció
en la Cumbre sobre Refugiados del 29 de no-
viembre de 2015, que adoptó un doble diálogo
con Turquía: relanzó la candidatura a la adhesión
a la UE y la convirtió en socio clave en materia
migratoria y de refugiados. Como resultado de
aquella cumbre se ha activado un plan de ac-
ción conjunto sobre gestión de migraciones y
refugiados. Se incrementó la financiación del
fondo de apoyo a los refugiados en Turquía has-
ta los 3 billones de euros para el periodo 2016-
2017 y se aceleró la liberalización de visados a
los ciudadanos turcos. Turquía también ha esta-
do en la agenda exterior de la UE por el intento
de golpe de estado del pasado 15 de julio. La UE
reaccionó rápidamente condenando el golpe y
solicitando respeto a la democracia, los dere-
chos y libertades fundamentales, subrayando la
necesidad de que no se violen los principios del
derecho a un juicio justo. La UE enmarcó esta
llamada dentro de la Convención Europea para
la protección de los Derechos Humanos y las li-
bertades fundamentales, incluido el Protocolo
13 sobre abolición de la pena de muerte.
Continúa igualmente la tensión entre Turquía
y Chipre, con la posición ya tradicional de la UE
de apoyo a la soberanía de Chipre, incluida so-
bre su Zona Económica Exclusiva. A falta de
confirmar, las perspectivas de un arreglo tras
décadas de división son más cercanas que nun-
ca a inicios de 2017.
La compleja búsqueda de la asociación oriental
La consecución de la estabilidad y el desarrollo
en el vecindario oriental de la UE es un objetivo
tradicional de las relaciones exteriores de la
Unión.
Migración, terrorismo y seguridad energéti-
ca son asuntos que no pueden desligarse de la
estabilidad y el desarrollo de los países al este de
la UE. La crisis de los refugiados y la tensión con
Rusia a cuenta de Ucrania han relanzado la re-
flexión en Bruselas y en muchas capitales euro-
peas respecto a las acciones a llevar a cabo en
esa región según el grado de integración futura