CRISIS DEL MULTILATERALISMO Y PROYECCIÓN EXTERIOR DE LA UE
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Una apuesta por África pendiente de
concreción
En relación con África, puede hablarse de tres
acontecimientos destacados en este periodo.
Uno es la Cumbre del G20 en Hamburgo en
julio de 2017, que estuvo marcada por el lide-
razgo y el compromiso de Alemania y de la can-
ciller Merkel para inaugurar un nuevo enfoque
hacia África. Se trataba de poner el foco euro-
peo en el continente africano por parte de las
grandes economías mundiales. La adopción en
Hamburgo de una amplia agenda, incluyendo
compromisos en materia de financiación, ha su-
puesto un giro en la manera en que la UE va a
relacionarse con África, y ya no “para África”
como en los viejos esquemas del pasado de la
ayuda para el desarrollo.
Un segundo momento, como continuación
del G20, fue la Cumbre entre la Unión Africana
y la UE de Abidjan en noviembre de 2017,
orientada a definir un futuro sostenible para
una región que empieza a ser percibida por los
europeos como una oportunidad y no como un
problema. El resultado más espectacular en el
plano financiero fue el acuerdo para un plan de
inversión exterior de 44 mil millones de euros,
de naturaleza pública y privada, que se vienen a
añadir a iniciativas del Marco Multianual o del
Fondo para África. El nuevo enfoque prioriza
sectores clave como la educación y la formación
para la juventud, en vista de del
boom
demo-
gráfico africano previsto para las próximas déca-
das, y un crecimiento equilibrado y sostenible. El
fin de la anterior Estrategia Conjunta UE-África
(2007-2017) en 2017 y de los Acuerdos de
Cotonú en 2020 hacen imprescindible un cam-
bio de rumbo. También en este aspecto puede
hablarse de cierta sintonía del eje francoalemán,
con un renovado interés por pate de Francia, y
de otros países como España, tradicionalmente
con menor presencia, pero con gran potenciali-
dad para proyectarse en la región. Finalmente,
en un tercer momento el propio Macron efec-
tuó una extensa gira por varios países africanos
en enero de 2018. La gira, aunque no exenta de
polémica, ha servido para poner de manifiesto
no solo la necesidad de cambiar actitudes del
pasado en ambas partes, europea y africana,
sino también para probar que éxito del nuevo
partenariado dependerá en gran medida en la
capacidad de los socios europeos para dejar
atrás actitudes del pasado, para “europeizar”
sus políticas y ver África como un actor con el
que cooperar, y no un espacio de competición
entre ellos.
América Latina: regionalismo y
multilateralismo en crisis
Los ataques al sistema multilateral procedentes
del vecino del Norte, EE. UU., han coincidido
con un momento de cierto declive político de
los principales organismos de integración regio-
nal y foros multilaterales latinoamericanos y de
las Américas, desde Unasur a CELAC, pasando
por la OEA. México en particular ha pasado una
situación delicada, tanto por la polémica de la
presidencia de Peña Nieto con Trump en asun-
tos migratorios –DACA, o el muro– como las
dificultades para renegociar el NAFTA con
EE. UU. y Canadá. Asimismo, la delicada coyun-
tura en grandes países con diversas citas electo-
rales de 2017 y 2018, como México, Brasil,
Argentina y Colombia, ha influido sin duda en
una tendencia hacia el ensimismamiento y el
descuido de lo multilateral. Paradójicamente,
dicho declive ha venido de la mano de cierta
conciencia de oportunidad para reactivar la in-
tegración en un contexto de retirada de EE. UU.,
si bien esta no se ha concretado aún, quizá con