UN NUEVO COMPROMISO RELEVANTE Y EXIGENTE DE LOS ESTADOS MIEMBROS EN MATERIA DE SEGURIDAD...
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y asistencia con todos los medios a su alcance,
de conformidad con el artículo 51 de la Carta de
Naciones Unidas […]”. Este artículo es muy si-
milar al artículo 5 del Tratado de Washington,
constitutivo de la Alianza Atlántica.
Como es sabido, la Unión Europea ha desa-
rrollado más de 35 operaciones de gestión de
crisis, tanto civiles como militares, desde princi-
pios de siglo XXI como consecuencia del desa-
rrollo de la Política Europea de Seguridad y
Defensa. No obstante, estas operaciones no te-
nían como objetivo la defensa territorial. La no-
vedad del precepto señalado anteriormente es-
triba en la obligación de defender la integridad
territorial del conjunto de los Estados miembros.
Por ello, el tratado crea la figura de la PESCO,
que trata de aportar los elementos necesarios
de carácter reflexivo en el ámbito de las capaci-
dades y de los despliegues para conseguir una
defensa efectiva frente a las agresiones de ter-
ceros. Con las decisiones tomadas en diciembre
de 2017 se logra iniciar el proceso que pueda
hacer viable este objetivo.
La Estrategia Europea de Seguridad, presen-
tada el 28 de junio de 2016, transforma este
precepto jurídico en un compromiso político, al
obligar a la Unión Europea a defender a los ciu-
dadanos y a sus territorios. Para ello, establecerá
el principio de Autonomía Estratégica, que quie-
re decir que en un plazo de cinco a diez años la
Unión Europea deberá tener las capacidades
necesarias para hacer frente de forma autóno-
ma a las posibles agresiones.
¿Por qué se pone en marcha la
Cooperación Estructurada Permanente?
¿Por qué es necesario hoy el fortalecimiento de
la Política de Defensa Autónoma y, por tanto, de
la Cooperación Estructurada Permanente
(PESCO)? A mi juicio son al menos tres las razo-
nes que contestan al fondo de esta pregunta y
existe una serie de razones de actualidad que
explican el por qué es necesaria la PESCO hoy.
Entre las primeras, cabe citar las siguientes:
– El agravamiento progresivo de los riesgos y
amenazas en nuestra vecindad próxima, que
además siguen aumentando de forma consi-
derable, especialmente desde 2014. Estos
riesgos y amenazas lo son tanto para la
Unión Europea en su conjunto como para su
modelo político y de sociedad, fundamenta-
do en valores, y no para uno o varios de los
Estados miembros individualmente. La res-
puesta, por tanto, tiene que ser colectiva.
– Un actor político global debe responsabili-
zarse de su propia defensa y no puede su-
brogarla a otros, como ocurre actualmente
con la OTAN. Si quiere ser un actor autóno-
mo en la política mundial, la Unión Europea
debe asumir su propia responsabilidad en la
defensa de sus ciudadanos y sus territorios,
más aún con la situación de incertidumbre
existente como consecuencia de las actua-
ciones exteriores de la nueva administración
de Estados Unidos con el presidente Trump.
– En los últimos años, especialmente desde
noviembre de 2015, fecha en la que se acti-
va la cláusula de Alianza Defensiva, señalada
anteriormente, como consecuencia de los
actos terroristas en Francia, se está produ-
ciendo una vinculación estructural entre la
seguridad interior y la seguridad exterior,
siendo necesaria la política de defensa inclu-
so para cuestiones de terrorismo. Ambas di-
mensiones se convierten en este caso en dos
caras de la misma moneda. Cada vez están
más profundamente imbricadas entre sí.
Entre las razones que explican los cambios
en el 2017 y 2018 para que se produzca la
puesta en marcha de la política de defensa y