LA UNIÓN EUROPEA ANTE EL TERRORISMO YIHADISTA Y EL CONFLICTO DE ORIENTE MEDIO
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grupos de la oposición. Sí han sido más beli-
gerantes contra el EI. En octubre de 2014, el
Mando Central de EE. UU. lanzó la Operación
Inherent Resolve
para combatir al IS en Siria
e Irak, una iniciativa que ha dado lugar a una
coalición de más de 60 países, en la que se inte-
gran varios Estados europeos con misiones que
van desde el adiestramiento del ejército iraquí,
pasando por el suministro de armamento a los
kurdos, hasta misiones de bombardeo. En estas
últimas, cuando se han producido sobre territo-
rio iraquí con el consentimiento de su Gobierno,
han participado Bélgica, Dinamarca, Francia,
Holanda, y Reino Unido. En Siria, cuyo Gobierno
no acepta otra intervención que la de Rusia, al
principio no intervenía ningún país europeo,
pero se han ido incorporando sucesivamente
Francia, Reino Unido y Holanda. Estas acciones,
unidas a la mayor eficacia de los ejércitos iraquí
y sirio, y de los combatientes kurdos, habrían
conseguido que los yihadistas hayan perdido
el 40 % del territorio que controlaban en Irak
(incluida Ramadi) y el 20 % de Siria (incluida
Palmira), pero será difícil ir más lejos sin una ac-
ción terrestre decidida que pasa por la previa
resolución de la guerra civil siria. La OTAN parti-
cipa en Siria con los aviones AWACS de vigilan-
cia, pero la UE como tal no tiene ningún papel
en las operaciones.
En septiembre de 2015, Rusia, que es el prin-
cipal apoyo externo del régimen de Al Assad,
empezó una intervención en Siria, teóricamen-
te dirigida contra el EI, pero que en la práctica
suponía un refuerzo al bando gubernamental,
que se encontraba en un momento muy delica-
do. Moscú siempre ha abogado por formar una
gran coalición internacional que incluiría a Al
Assad y a Irán para derrotar al EI, pero EE. UU.
y la UE le han acusado de buscar sostener al
régimen y de bombardear grupos de oposición
que no son el EI o el FAN, los dos grupos a los
que NNUU y todos los actores implicados en el
teatro de operaciones sirio, consideran oficial-
mente terroristas yihadistas. No obstante, en el
mosaico sirio, la calificación de muchos grupos
como “de oposición” y su admisión en las con-
versaciones de paz es cuando menos polémica.
Grupos pertenecientes al Frente Islámico, como
Yaish al Islam, o al Ejército de la Conquista,
como Ahrar al Sham, han colaborado estrecha-
mente, e incluso combatido codo con codo, con
el FAN, que fue el grupo líder del Ejército de la
Conquista. La división está en el tratamiento a
estos grupos, de ideología salafista o wahabí,
que son apoyados por Arabia Saudí, Qatar y
Turquía, pero considerados terroristas por Rusia,
y por supuesto por el Gobierno de Al Assad, que
considera terroristas a todos los que combaten
contra él, con independencia de su ideología.
Otro punto de fricción lo constituyen los
kurdos que controlan Rojava, una región inde-
pendiente de hecho, que ocupa la mayor parte
del norte sirio, incluidas las tres cuartas partes
de la frontera con Turquía, representados por el
Partido de Unidad Democrática (PYD). Su bra-
zo armado, las Unidades de Protección Popular
(YPG), ha combatido con éxito al EI, pero tam-
bién a otros grupos islamistas de oposición, sin
enfrentarse al régimen de Al Assad. Ankara
considera al YPG (y por extensión al PYD) un
grupo terrorista, por su colaboración con el PKK
de los kurdos de Turquía, y ha bombardeado
sus posiciones reiteradamente, mientras que
Washington lo apoya hasta el punto de haber
construido un aeródromo en su territorio para
prestarle ayuda logística. Así se da el caso que
dos aliados de la OTAN, EE. UU. y Turquía, ac-
túan militarmente a favor y en contra respecti-
vamente de un mismo grupo. Otra contradic-
ción es que EE. UU. apoya simultáneamente a
grupos de oposición, como el Frente Islámico,
y a los kurdos que combaten contra ellos, es